Según el Diccionario de la Lengua Española de la Real
Academia, homeostasis es el conjunto de fenómenos de
autorregulación que conducen al mantenimiento de la
constancia en la composición y propiedades del medio
interno de un organismo.
Desde la perspectiva de la hegemonía estructural,
Antonio Damásio define un sistema viviente, estable o en
equilibrio, como aquel en que la relación entre su
estructura y los procesos que tienen lugar en El, y
entre Él y su ambiente.(1)
Entonces el “Paquete de Supervivencia” es compartido por
todos los organismos biológicos, cuyo mínimo factor
común es la posesión de dispositivos innatos para
resolver automáticamente los problemas básicos de la
vida: mantenimiento químico interior, conservación de
las estructuras del organismo, ataque de agentes
externos o daño físico o daño mental, o daño
psicológico.(2)
Vemos como una pandemia tiene distintas reacciones en
diferentes lugares. También vemos que la clínica de la
enfermedad varía muchísimo. Ataca toda la economía
biológica y material.
Es como si la homeostasis interna y la social se
transforman en algo caótico. Respuestas diferentes a un
mismo problema.
La Tierra ha alcanzado un grado de irritación extremo, y
el cuerpo colectivo de la sociedad padece desde hace
tiempo un estado de estrés intolerable: la enfermedad se
manifiesta en este punto, modestamente letal, pero
devastadora en el plano social y psíquico, como una
reacción de autodefensa de la Tierra y del cuerpo
planetario.
Para las personas más jóvenes, es solo una gripe
fastidiosa. Lo que provoca pánico es que el virus escapa
a nuestro saber: no lo conoce la medicina, no lo conoce
el sistema inmunitario.
Y el ignoto virus, de repente detiene la máquina.
Un virus en la psicósfera bloquea el funcionamiento
abstracto de la economía, porque sustrae de ella los
cuerpos. Pero he aquí la sorpresa, el giro, lo
imprevisto que frustra cualquier discurso sobre lo
inevitable. Lo imprevisto que hemos estado esperando: la
implosión.
El organismo sobreexcitado del género humano, después de
décadas de aceleración y de frenesí, después de algunos
años de convulsiones sin perspectivas, encerrado en un
túnel lleno de rabia, de gritos y de humo, finalmente se
ve afectado por el colapso: se difunde una gerontomaquia
que mata principalmente a los adultos mayores, pero
bloquea, pieza por pieza, la máquina global de la
excitación, del frenesí, del crecimiento, de la
economía...
Por primera vez, la crisis no proviene de factores
financieros y ni siquiera de factores estrictamente
económicos, del juego de la oferta y la demanda. La
crisis proviene del cuerpo. Es el cuerpo el que ha
decidido bajar el ritmo. La desmovilización general del
coronavirus es un síntoma del estancamiento, incluso
antes de ser una causa del mismo.
Cuando hablo de cuerpo me refiero a la función biológica
en su conjunto, me refiero al cuerpo físico que se
enferma, pero también y sobre todo me refiero a la
mente, que por razones que no tienen nada que ver con el
razonamiento, con la crítica, con la voluntad, con la
decisión política, ha entrado en una fase de
pasivización profunda.
Cansada de procesar señales demasiado complejas,
deprimida después de la excesiva sobreexcitación,
humillada por la impotencia de sus decisiones frente a
la omnipotencia del autómata tecnofinanciero, la mente
ha disminuido la tensión. No es que la mente haya
decidido algo: es la caída repentina de la tensión que
decide por todos. Psicodeflación.(3)
“Otra falla masiva y colosal de la versión neoliberal
del capitalismo”. Así se refiere el filósofo y lingüista
Noam Chomsky a la pandemia de coronavirus que golpea al
mundo.
Podríamos analizar el canibalismo político a que nos
someten día a día los economistas y los todólogos
comunicacionales. Estos últimos originales personajes,
que pasaron la mayoría de ellos por las Universidades
caminando por enfrente y nunca -la mayoría- entraron por
la puerta… ni estudiaron que es el método científico y
mucho menos la realidad del mundo, sus inequidades, sus
desigualdades.
La mayoría de ellos no saben cómo funciona el Sistema de
Salud de nuestro País.
Nos llama la atención que se produzcan contagios de
profesionales en Centros de Salud, que no han sido
inspeccionados en años… de dudosa habilitación, si es
que la poseen. O en depósitos de Gerontes llamado
geriátricos que favorecen la Gerontomaquia descripta más
arriba.
¿Quién controla a los que asisten a los internados, en
este Pandemonio de Sistema de Salud que tenemos?
Nuestro Sistema no es un Sistema, es una acumulación de
prestadores de salud, nadando en un Mar de Caos… todos
intereses corporativos.
¿Pero quién defiende al ciudadano de a pie de la
perversión del Sistema? (4)
¡Saquémonos la careta alguna vez! Los profesionales de
la salud protestan por falta de insumos ante la Pandemia
para su seguridad. ¿Y cuando Hubo? No debería
extrañarnos nada. Hay que pensar en serio esta vez.
Tenemos que construir de una vez y para siempre un
sistema de salud integrado entre sí.
Nadie se salva solo… (5)
Todos reclaman Estado… y tenemos la suerte los
argentinos que en este momento hay Estado. Pensemos por
un momento que hubiera sido de nosotros con los CEOS del
Club de Cuentas en Panamá… en este arcaico Pandemonio de
Sistema de Salud donde el Ser Humano era visto como
gasto y no como una vida.
Hay que pensar en un Sistema de Salud que se apoye en la
complementariedad entre Subsistemas… para comenzar.(6)
Revisar currículas universitarias, sin influencia en su
composición y desarrollo, de las empresas que venden
tecnología.
Controlar a la industria farmacéutica que ve a los
médicos y a sus pacientes como clientes potenciales… y
no digo sin ella, sino con una Agencia seria de
Evaluación de Terapéuticas, que no autorice lo que no
sirve y que no fue probado en el mundo serio de la
salud.
Lo tenemos que hacer de una vez por todas, ya no queda
tiempo ni economía que la sostenga.
Necesitamos estadísticas serias, confiables, que nos
permitan tomar decisiones acertadas con números reales,
para una estrategia real. Una Estrategia Nacional, sin
dejar librada a las provincias a su destino, con el
fútil argumento de la “desconcentración”.
Tenemos que ir a un Sistema Nacional de Salud.
Será por etapas, ya que los intereses son arduos e
hicieron fallar los intentos anteriores. El renacido
Ministerio de Salud puede ser quien pase a la historia
como el gran “Transformador de la Salud” en nuestra
República. Como dije sería en etapas integrando
subsectores.
El Congreso de la Nación deberá ser un socio activo en
esta transformación proponiendo y acompañando un Plan
Nacional a mediano y largo plazo, que todos los
argentinos de bien debemos apoyar y sentir como propio.
No hay tiempo… el siglo XXI es esto o el precipicio.
Referencias
(1) En busca de Spinoza/Antonio Damásio/Paidós/2014.
(2) Homeostasis y Representaciones Intelectuales/Miguel
Grijalba-Luis Enrique Echarte/Universidad de
Navarra/España/2003.
(3) Crónica de la psico deflación/Por Franco Berardi*Publicado
en Nero Ediciones / 19 de marzo, 2020. /Sopa de Wuhan.
(4) Conversaciones con Aldo Bravo/Secretario de Acción
Social/OSPTV.
(5) Dr. Alberto Fernández/Presidente de la Nación.
(6) El debate público - privado en las políticas de
salud/ VIII JORNADAS INTERNACIONALES DE ECONOMÍA DE LA
SALUD IX JORNADAS NACIONALES DE ECONOMÍA DE LA SALUD/La
equidad complementaria como modelo de desarrollo entre
los subsectores de salud de la República Argentina.
Mauricio Klajman |