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 Columna

    
LA POBREZA
    
“El más grande de los males y el peor crimen es la pobreza”
George Bernard Shaw

 
 Por el Prof. Armando Mariano Reale (*)


En general se reconoce que la pobreza se identifica con la idea de privación o de carencia. Sin embargo, no hay acuerdo cuando se pretende precisar los elementos que permitan identificar la situación de pobreza. En orden a ello, si bien en la práctica se reconoce que la pobreza tiene un carácter multidimensional, existen ciertas dificultades en determinar la línea de pobreza. No obstante, suele clasificarse en absoluta, relativa e indigencia.
La pobreza absoluta se refiere a la falta de acceso a las necesidades básicas para vivir. La relativa consiste en las desventajas económicas y sociales en comparación con otros en un mismo entorno. La indigencia se instala ante la falta absoluta de acceso a la canasta de alimentos.
Conceptualizar el fenómeno de la pobreza es un paso necesario para plantear políticas públicas útiles para enfrentar a la pobreza. Reconocer el carácter multidimensional de la pobreza implica admitir que la dualidad privación/posesión se refiere a un sistema relacionado de componentes o elementos.
Por lo tanto, existen jerarquías y variaciones en el grado en que se tiene o no de cada uno de los elementos que componen la definición del problema. Comprender las dimensiones involucradas en el fenómeno social de la pobreza implica entenderla como un estado de situación.
La pobreza está vinculada con los procesos de distribución de los recursos que define una situación de vida, la que puede evaluarse como un grado de bienestar, que en un extremo sitúa a la pobreza y en el otro, la opulencia.
La importancia conceptual del problema permite evaluar las estrategias de políticas públicas sobre el fenómeno de la pobreza. La idea central de la “economía del bienestar” es que las personas controlan recursos con utilidad económica y en base a ellos toman decisiones dentro de alternativas de preferencia.
Para la economía del bienestar la carencia absoluta sólo se establece en discapacitados, niños o jubilados. En general no existe la carencia absoluta en tanto las personas tengan capacidad para trabajar. Estas ideas favorecen a los que sostienen que la pobreza tiene que ver con las personas y su mayor o menor predisposición al trabajo.
Para esta teoría la pobreza es fundamentalmente un problema de utilización de los recursos disponibles en una comunidad, la que puede mejorar su bienestar si es capaz de producir más bienes y servicios. En consecuencia, la pobreza es un problema de insuficiencia productiva de las personas pobres que podría resolverse aumentando sus capacidades productivas.
Las críticas a esta posición se establecen en primer lugar porque las personas carecen de información perfecta para definir sus deseos y la forma de alcanzarlos. En segundo lugar, la economía del bienestar se enfrenta con las críticas al funcionamiento del libre mercado y, en tercer lugar, es difícil la comparación interpersonal entre los niveles de satisfacción de los deseos.
El problema de esta posición es la existencia de distintas valoraciones de las necesidades y sus satisfactores. Es así, por ejemplo, que la provisión de agua potable es la felicidad de una persona que vive en el desierto y es insignificante para otra que vive en una ciudad.
La idea central de la perspectiva de las necesidades básicas es que existen jerarquías que definen el bienestar razón por la que se clasifican entre aquellas que son básicas y que definen la situación de pobreza, de aquellas que no lo son.
Las necesidades requieren ser definidas dentro del conjunto mayor de las necesidades básicas. Varias son las posiciones sobre el tema. Kamenetzky identifica cuatro grupos: 1) biológico; 2) biosociológico; 3) psicológicos; 4) socio cultural. En una misma línea de razonamiento Elizalde y Hopenhaym clasifican las necesidades en existenciales y axiológicas.
Doyal y Gough desarrollan una teoría de las necesidades humanas a favor de la existencia de necesidades universales. Por lo tanto, la salud física como la autonomía individual son necesidades básicas y universales, pero la forma en que son satisfechas varía según las culturas. Amartya Sen atendiendo al carácter multidimensional del estado de bienestar o de pobreza, conviene tener en cuenta los conceptos de “estándar de vida” “bienestar” y “calidad de vida”.
El estándar de vida se refiere a los aspectos del bienestar que están determinados por la propia forma de vida de una persona, más que por intereses personales. Asimismo, el bienestar puede ser influenciado por la vida de otras personas. En conclusión, la propia calidad de vida no sólo depende de los bienes personales, sino que también tiene que ver con el hacer, que lo vincula a un contenido social.
Por lo tanto, los bienes y servicios no son importantes lo que importa son sus cualidades y las capacidades que proveen. Estas capacidades son las efectivas con las que goza una persona para elegir su modo de vida. Un aspecto relevante es el análisis de la familia en tanto que una persona es pobre si es un miembro de un hogar en situación de pobreza.
Al hablar de pobreza hay que especificar la perspectiva utilizada para su definición y medición con el propósito de evitar defectos en el diseño de la estrategia política. La idea de la pobreza no puede definirse a sí misma, sino que adquiere identidad con referencia a otro grupo, lo que sugiere que la causa de la pobreza es la desigualdad. Sin embargo, pobreza y desigualdad son dos cuestiones distintas, si bien están vinculadas, toda vez, que reducir la pobreza no significa reducir la desigualdad.
Una política que se ocupe del problema de la pobreza tendrá que atender los siguientes elementos: 1) La pobreza se vincula con carencias objetivas y no con las características personales; 2) Las carencias objetivas pueden identificarse; 3) La relación social define el funcionamiento de algunos como pobres y otros como no pobres; 4) La pobreza se vincula con la carencia de elementos básicos; 5) Los daños producidos por la situación de pobreza son irreparables; 6) El conflicto se instala entre los pobres y los que están en situación de opulencia; 7) La autonomía es un elemento básico en el funcionamiento de las personas en la sociedad; 8) La pobreza no es homogénea entre los miembros de un hogar, razón por la que no es correcto usar el análisis de la unidad familiar; 9) Las políticas asistenciales no son efectivas para generar condiciones para el desarrollo de la condición humana; 10) La necesidad de que las personas lleguen a una situación de pobreza que le da derecho a una asistencia, afecta el desarrollo de la condición humana.
En síntesis, se deberían diseñar políticas que se ocupen de garantizar el acceso a los elementos básicos definidos como universales de la persona y no de la familia, que generen un proceso de distribución progresivo de recursos en su sentido más amplio.

Bibliografía:

El concepto de pobreza y las políticas públicas. Rubén M. Lo Vuolo y Corina Rodríguez Enríquez. Cuadernos Médico Sociales. CESS-ISSN-0326- 3525

 

(*)  Especialista en Salud Pública y Sistemas de Salud – Profesor Emérito de la Universidad ISALUD – Miembro del Grupo PAIS

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