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En general se reconoce que la pobreza se identifica con la idea
de privación o de carencia. Sin embargo, no hay acuerdo cuando
se pretende precisar los elementos que permitan identificar la
situación de pobreza. En orden a ello, si bien en la práctica se
reconoce que la pobreza tiene un carácter multidimensional,
existen ciertas dificultades en determinar la línea de pobreza.
No obstante, suele clasificarse en absoluta, relativa e
indigencia.
La pobreza absoluta se refiere a la falta de acceso a las
necesidades básicas para vivir. La relativa consiste en las
desventajas económicas y sociales en comparación con otros en un
mismo entorno. La indigencia se instala ante la falta absoluta
de acceso a la canasta de alimentos.
Conceptualizar el fenómeno de la pobreza es un paso necesario
para plantear políticas públicas útiles para enfrentar a la
pobreza. Reconocer el carácter multidimensional de la pobreza
implica admitir que la dualidad privación/posesión se refiere a
un sistema relacionado de componentes o elementos.
Por lo tanto, existen jerarquías y variaciones en el grado en
que se tiene o no de cada uno de los elementos que componen la
definición del problema. Comprender las dimensiones involucradas
en el fenómeno social de la pobreza implica entenderla como un
estado de situación.
La pobreza está vinculada con los procesos de distribución de
los recursos que define una situación de vida, la que puede
evaluarse como un grado de bienestar, que en un extremo sitúa a
la pobreza y en el otro, la opulencia.
La importancia conceptual del problema permite evaluar las
estrategias de políticas públicas sobre el fenómeno de la
pobreza. La idea central de la “economía del bienestar” es que
las personas controlan recursos con utilidad económica y en base
a ellos toman decisiones dentro de alternativas de preferencia.
Para la economía del bienestar la carencia absoluta sólo se
establece en discapacitados, niños o jubilados. En general no
existe la carencia absoluta en tanto las personas tengan
capacidad para trabajar. Estas ideas favorecen a los que
sostienen que la pobreza tiene que ver con las personas y su
mayor o menor predisposición al trabajo.
Para esta teoría la pobreza es fundamentalmente un problema de
utilización de los recursos disponibles en una comunidad, la que
puede mejorar su bienestar si es capaz de producir más bienes y
servicios. En consecuencia, la pobreza es un problema de
insuficiencia productiva de las personas pobres que podría
resolverse aumentando sus capacidades productivas.
Las críticas a esta posición se establecen en primer lugar
porque las personas carecen de información perfecta para definir
sus deseos y la forma de alcanzarlos. En segundo lugar, la
economía del bienestar se enfrenta con las críticas al
funcionamiento del libre mercado y, en tercer lugar, es difícil
la comparación interpersonal entre los niveles de satisfacción
de los deseos.
El problema de esta posición es la existencia de distintas
valoraciones de las necesidades y sus satisfactores. Es así, por
ejemplo, que la provisión de agua potable es la felicidad de una
persona que vive en el desierto y es insignificante para otra
que vive en una ciudad.
La idea central de la perspectiva de las necesidades básicas es
que existen jerarquías que definen el bienestar razón por la que
se clasifican entre aquellas que son básicas y que definen la
situación de pobreza, de aquellas que no lo son.
Las necesidades requieren ser definidas dentro del conjunto
mayor de las necesidades básicas. Varias son las posiciones
sobre el tema. Kamenetzky identifica cuatro grupos: 1)
biológico; 2) biosociológico; 3) psicológicos; 4) socio
cultural. En una misma línea de razonamiento Elizalde y
Hopenhaym clasifican las necesidades en existenciales y
axiológicas.
Doyal y Gough desarrollan una teoría de las necesidades humanas
a favor de la existencia de necesidades universales. Por lo
tanto, la salud física como la autonomía individual son
necesidades básicas y universales, pero la forma en que son
satisfechas varía según las culturas. Amartya Sen atendiendo al
carácter multidimensional del estado de bienestar o de pobreza,
conviene tener en cuenta los conceptos de “estándar de vida”
“bienestar” y “calidad de vida”.
El estándar de vida se refiere a los aspectos del bienestar que
están determinados por la propia forma de vida de una persona,
más que por intereses personales. Asimismo, el bienestar puede
ser influenciado por la vida de otras personas. En conclusión,
la propia calidad de vida no sólo depende de los bienes
personales, sino que también tiene que ver con el hacer, que lo
vincula a un contenido social.
Por lo tanto, los bienes y servicios no son importantes lo que
importa son sus cualidades y las capacidades que proveen. Estas
capacidades son las efectivas con las que goza una persona para
elegir su modo de vida. Un aspecto relevante es el análisis de
la familia en tanto que una persona es pobre si es un miembro de
un hogar en situación de pobreza.
Al hablar de pobreza hay que especificar la perspectiva
utilizada para su definición y medición con el propósito de
evitar defectos en el diseño de la estrategia política. La idea
de la pobreza no puede definirse a sí misma, sino que adquiere
identidad con referencia a otro grupo, lo que sugiere que la
causa de la pobreza es la desigualdad. Sin embargo, pobreza y
desigualdad son dos cuestiones distintas, si bien están
vinculadas, toda vez, que reducir la pobreza no significa
reducir la desigualdad.
Una política que se ocupe del problema de la pobreza tendrá que
atender los siguientes elementos: 1) La pobreza se vincula con
carencias objetivas y no con las características personales; 2)
Las carencias objetivas pueden identificarse; 3) La relación
social define el funcionamiento de algunos como pobres y otros
como no pobres; 4) La pobreza se vincula con la carencia de
elementos básicos; 5) Los daños producidos por la situación de
pobreza son irreparables; 6) El conflicto se instala entre los
pobres y los que están en situación de opulencia; 7) La
autonomía es un elemento básico en el funcionamiento de las
personas en la sociedad; 8) La pobreza no es homogénea entre los
miembros de un hogar, razón por la que no es correcto usar el
análisis de la unidad familiar; 9) Las políticas asistenciales
no son efectivas para generar condiciones para el desarrollo de
la condición humana; 10) La necesidad de que las personas
lleguen a una situación de pobreza que le da derecho a una
asistencia, afecta el desarrollo de la condición humana.
En síntesis, se deberían diseñar políticas que se ocupen de
garantizar el acceso a los elementos básicos definidos como
universales de la persona y no de la familia, que generen un
proceso de distribución progresivo de recursos en su sentido más
amplio.
Bibliografía:
El concepto de pobreza y las políticas públicas. Rubén M. Lo
Vuolo y Corina Rodríguez Enríquez. Cuadernos Médico Sociales.
CESS-ISSN-0326- 3525
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