El Ministerio de Salud es el organismo
público de la República Argentina encargado de atender las
cuestiones administrativas relacionadas con el servicio de
salud, entre ellas las cuestiones de epidemiología, campañas de
vacunación, control sanitario de las fronteras, registro de los
profesionales de la salud y el banco de drogas, entre otras.
La salud en la Argentina es una facultad de las provincias no
delegada a la Nación. Si bien la Nación, desde fines del siglo
XIX, creó hospitales públicos, la tendencia en los últimos años
es que sean las provincias las que administren directamente los
centros de salud pública.
El Ministerio de Salud, es el encargado de coordinar las
reuniones del Consejo Federal de Salud (COFESA).
En el sistema de salud argentino las grandes diferencias de
oferta entre jurisdicciones, la informalidad laboral y un
régimen mixto, condicionado por normativas no siempre eficaces
para su cometido, dificultan la existencia de un acceso a la
salud equitativo e igualitario.

La atención pública es utilizada por el 36% de ciudadanos, unos
16 millones de personas, que no tienen otro tipo de cobertura y
con grandes diferencias en las prestaciones que reciben según
las provincias.
El 61% de los ciudadanos está bajo el régimen de obras sociales
y el 13,6% posee cobertura del régimen privado (existe un 10,4%
de habitantes con más de una cobertura). El 63% de los
establecimientos de salud registrados son privados y el 97% de
ellos, comerciales.
La Nación ocupa un rol subsidiario en la atención de la salud,
lo cual se evidencia, entre otras cosas, en que el 95,7% de los
nosocomios públicos son provinciales o municipales.
Hay grandes diferencias entre las jurisdicciones en la cantidad
y tipos de establecimientos. La provincia que más tiene
cuadruplica en número de centros de atención respecto a la que
menos tiene.
La concentración de beneficiarios entre las distintas obras
sociales es notablemente dispar: en las sindicales, la de los
empleados de comercio tiene 1.692.600 afiliados, mientras que
otras poseen menos de 500.
Similar situación se plantea con las obras sociales del personal
de dirección: OSDE (en su rol de obra social) concentra el 50%
de afiliados. El presupuesto del PAMI representa el 1,1% del
Producto Bruto Interno.
La diferencia de cobertura del subsistema privado es la más
marcada: entre la provincia que presenta mayor cobertura y la
que menos (respecto a su población total) existe una diferencia
de 21,2 veces.
En el subsistema privado también se observa una fuerte
concentración: OSDE (en su rol de prepaga), Swiss Medical,
Galeno, Omint y Medicus concentran el 80% del total.
Las políticas complementarias de libre elección de obra social y
de derivación de aportes al subsector privado amplían, en la
práctica, las diferencias entre servicios brindados por las
distintas obras sociales y afectan su financiamiento.
En la mayoría de las obras sociales y de las empresas de
medicina prepaga la cantidad de varones titulares es mayor a la
de las mujeres, replicando la realidad evidenciada en el mercado
laboral.
En líneas generales, la mortalidad infantil resulta ser superior
en las provincias del norte argentino respecto al resto del
país.
El sistema de salud argentino es muy complejo. Tiene un conjunto
de dificultades que son propias de la Argentina y otras comunes
con la situación mundial.
Todo sistema complejo requiere de una mesa amplia de diálogo
donde todos podamos aportar nuestra mirada y dialoguemos en cada
lado del sistema.
Sin diálogo efectivo no hay forma de transformar nada en un
sistema democrático. El sistema de salud ha tenido una respuesta
verdaderamente significativa, muy positiva y valorada por la
sociedad en todo el período pandémico.
Los trabajadores de la salud en base a las condiciones de
trabajo y como son reconocidos y remunerados, están
insatisfechos.
Ni hablar la situación de los médicos… con salarios y
remuneraciones bajísimas, con pluriempleo, debilitando su
capacidad de actualización científica, afectando a todos los
sub- sistemas y en algunos casos, aumentando el costo y
disminuyendo la eficiencia.
No lo podemos resolver con un único camino porque hay una
historicidad y una capacidad aprendida de cada sector del
problema que requiere un debate amplio. Cuanto más complejo es
el problema, mayor participación se necesita.
Profundizar la integración de los
todos los subsistemas
Vamos a tener que repensar todo el sistema de salud. Frente a
las dificultades de financiamiento, la solución no puede ser
achicar las coberturas, porque donde hay una necesidad, existe
un derecho.
Hay que ser pragmáticos y empezar a integrar en el campo de
acción de cada uno. Si todos avanzamos hacia la integración
mediante la complementariedad, vamos a entender que no estamos
tan lejos.
El mercado primero destruye el sistema de salud público y luego
dice que el sistema público no funciona y que es un problema.
El Ministerio de Salud tiene una labor eje de este cambio.
La gobernanza del sistema es su norte, por medio de COFESAS que
no queden en meras expresiones de deseos. Además de elaborar
otras herramientas de debate y discusión, más adaptadas al nuevo
tiempo y a formas de comunicación más modernas y efectivas.
Mediante políticas nacionales que se lleven a cabo activamente,
con fiscalizaciones serias de los programas consensuados.
Esta fiscalización debe alcanzar a todo el sistema prestacional,
público y privado, controlando la calidad de las prestaciones
que se brindan.
El Ministerio debe aumentar la fiscalización a través de la
elaboración de modernas normas de control adaptadas al nuevo
tiempo que vivimos.
Además de restablecer una red de centros de salud y hospitales
nacionales distribuidos a lo largo y ancho de la geografía de la
República. Deben ser ejemplos de calidad prestacional.
Reservorios del conocimiento científico, avalados por las
universidades nacionales e instrumentos continuos de renovación
científica. Esto se traducirá en un aumento de la calidad
prestacional y de inspiración para el modelo federal en
vigencia.
Interactuar con las potencialidades regionales y locales a lo
largo y ancho del país, para acrecentar el federalismo.
Regular la tecnología, ya que más tecnología no es más salud,
pero sin tecnología no se puede.
Debería trabajar con las facultades de medicina para elaborar en
conjunto, una nueva currícula que se adapte a las realidades
nacionales y no para que sirva a los intereses del mercado.
Y además promover la ampliación del número de los hospitales de
clínicas, ejemplos fecundos de calidad médica. Procurar ayudar a
las universidades nacionales a la modernización de los ya
existentes.
La regulación de los ingresos del personal de salud adaptados a
la economía del país, haciéndolos dignos, para que puedan vivir
sin carencias, es una meta que se debería cumplir en el corto
plazo.
Como vemos, la labor del Ministerio de Salud es enorme... pero
se avecina el tiempo de una nueva administración... todos los
ciudadanos alentamos nuestras esperanzas de un tiempo donde la
renovación de las energías utópicas haga latir muy fuerte
nuestros corazones, iluminando con nuestra energía el camino del
devenir....
(*) Director Médico
Nacional Obra Social de Televisión |
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