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 Columna

       

LA RENOVACIÓN DE LAS ENERGÍAS UTÓPICAS

“Las utopías pintaron las condiciones para una vida digna
y para una felicidad organizada socialmente”

-Jünger Habermas/Escuela de Frankfurt/Alemania-

Por el Dr. Mauricio Klajman (*) mklajman@satsaid.com.ar


El Ministerio de Salud es el organismo público de la República Argentina encargado de atender las cuestiones administrativas relacionadas con el servicio de salud, entre ellas las cuestiones de epidemiología, campañas de vacunación, control sanitario de las fronteras, registro de los profesionales de la salud y el banco de drogas, entre otras.
La salud en la Argentina es una facultad de las provincias no delegada a la Nación. Si bien la Nación, desde fines del siglo XIX, creó hospitales públicos, la tendencia en los últimos años es que sean las provincias las que administren directamente los centros de salud pública.
El Ministerio de Salud, es el encargado de coordinar las reuniones del Consejo Federal de Salud (COFESA).
En el sistema de salud argentino las grandes diferencias de oferta entre jurisdicciones, la informalidad laboral y un régimen mixto, condicionado por normativas no siempre eficaces para su cometido, dificultan la existencia de un acceso a la salud equitativo e igualitario.



La atención pública es utilizada por el 36% de ciudadanos, unos 16 millones de personas, que no tienen otro tipo de cobertura y con grandes diferencias en las prestaciones que reciben según las provincias.
El 61% de los ciudadanos está bajo el régimen de obras sociales y el 13,6% posee cobertura del régimen privado (existe un 10,4% de habitantes con más de una cobertura). El 63% de los establecimientos de salud registrados son privados y el 97% de ellos, comerciales.
La Nación ocupa un rol subsidiario en la atención de la salud, lo cual se evidencia, entre otras cosas, en que el 95,7% de los nosocomios públicos son provinciales o municipales.
Hay grandes diferencias entre las jurisdicciones en la cantidad y tipos de establecimientos. La provincia que más tiene cuadruplica en número de centros de atención respecto a la que menos tiene.
La concentración de beneficiarios entre las distintas obras sociales es notablemente dispar: en las sindicales, la de los empleados de comercio tiene 1.692.600 afiliados, mientras que otras poseen menos de 500.
Similar situación se plantea con las obras sociales del personal de dirección: OSDE (en su rol de obra social) concentra el 50% de afiliados. El presupuesto del PAMI representa el 1,1% del Producto Bruto Interno.
La diferencia de cobertura del subsistema privado es la más marcada: entre la provincia que presenta mayor cobertura y la que menos (respecto a su población total) existe una diferencia de 21,2 veces.
En el subsistema privado también se observa una fuerte concentración: OSDE (en su rol de prepaga), Swiss Medical, Galeno, Omint y Medicus concentran el 80% del total.
Las políticas complementarias de libre elección de obra social y de derivación de aportes al subsector privado amplían, en la práctica, las diferencias entre servicios brindados por las distintas obras sociales y afectan su financiamiento.
En la mayoría de las obras sociales y de las empresas de medicina prepaga la cantidad de varones titulares es mayor a la de las mujeres, replicando la realidad evidenciada en el mercado laboral.
En líneas generales, la mortalidad infantil resulta ser superior en las provincias del norte argentino respecto al resto del país.
El sistema de salud argentino es muy complejo. Tiene un conjunto de dificultades que son propias de la Argentina y otras comunes con la situación mundial.
Todo sistema complejo requiere de una mesa amplia de diálogo donde todos podamos aportar nuestra mirada y dialoguemos en cada lado del sistema.
Sin diálogo efectivo no hay forma de transformar nada en un sistema democrático. El sistema de salud ha tenido una respuesta verdaderamente significativa, muy positiva y valorada por la sociedad en todo el período pandémico.
Los trabajadores de la salud en base a las condiciones de trabajo y como son reconocidos y remunerados, están insatisfechos.
Ni hablar la situación de los médicos… con salarios y remuneraciones bajísimas, con pluriempleo, debilitando su capacidad de actualización científica, afectando a todos los sub- sistemas y en algunos casos, aumentando el costo y disminuyendo la eficiencia.
No lo podemos resolver con un único camino porque hay una historicidad y una capacidad aprendida de cada sector del problema que requiere un debate amplio. Cuanto más complejo es el problema, mayor participación se necesita.

Profundizar la integración de los todos los subsistemas

Vamos a tener que repensar todo el sistema de salud. Frente a las dificultades de financiamiento, la solución no puede ser achicar las coberturas, porque donde hay una necesidad, existe un derecho.
Hay que ser pragmáticos y empezar a integrar en el campo de acción de cada uno. Si todos avanzamos hacia la integración mediante la complementariedad, vamos a entender que no estamos tan lejos.
El mercado primero destruye el sistema de salud público y luego dice que el sistema público no funciona y que es un problema.
El Ministerio de Salud tiene una labor eje de este cambio.
La gobernanza del sistema es su norte, por medio de COFESAS que no queden en meras expresiones de deseos. Además de elaborar otras herramientas de debate y discusión, más adaptadas al nuevo tiempo y a formas de comunicación más modernas y efectivas.
Mediante políticas nacionales que se lleven a cabo activamente, con fiscalizaciones serias de los programas consensuados.
Esta fiscalización debe alcanzar a todo el sistema prestacional, público y privado, controlando la calidad de las prestaciones que se brindan.
El Ministerio debe aumentar la fiscalización a través de la elaboración de modernas normas de control adaptadas al nuevo tiempo que vivimos.
Además de restablecer una red de centros de salud y hospitales nacionales distribuidos a lo largo y ancho de la geografía de la República. Deben ser ejemplos de calidad prestacional.
Reservorios del conocimiento científico, avalados por las universidades nacionales e instrumentos continuos de renovación científica. Esto se traducirá en un aumento de la calidad prestacional y de inspiración para el modelo federal en vigencia.
Interactuar con las potencialidades regionales y locales a lo largo y ancho del país, para acrecentar el federalismo.
Regular la tecnología, ya que más tecnología no es más salud, pero sin tecnología no se puede.
Debería trabajar con las facultades de medicina para elaborar en conjunto, una nueva currícula que se adapte a las realidades nacionales y no para que sirva a los intereses del mercado.
Y además promover la ampliación del número de los hospitales de clínicas, ejemplos fecundos de calidad médica. Procurar ayudar a las universidades nacionales a la modernización de los ya existentes.
La regulación de los ingresos del personal de salud adaptados a la economía del país, haciéndolos dignos, para que puedan vivir sin carencias, es una meta que se debería cumplir en el corto plazo.
Como vemos, la labor del Ministerio de Salud es enorme... pero se avecina el tiempo de una nueva administración... todos los ciudadanos alentamos nuestras esperanzas de un tiempo donde la renovación de las energías utópicas haga latir muy fuerte nuestros corazones, iluminando con nuestra energía el camino del devenir....


(*) Director Médico Nacional Obra Social de Televisión


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