La muerte es una realidad inevitable en la vida de todos los
seres humanos. Sin embargo, el proceso de morir puede ser
difícil tanto para el paciente como para su familia y
cuidadores. Es aquí donde los cuidados paliativos juegan un
papel fundamental, permitiendo una atención adecuada y compasiva
a las personas que están en el final de su vida.
El buen morir es un tema cada vez más relevante en nuestra
sociedad, el cual ha renovado su vigencia en la agenda pública
el pasado 18 de febrero, cuando la Fundación Centro Carter
anunció que el expresidente de Estados Unidos Jimmy Carter, de
98 años, comenzó a recibir cuidados paliativos en su domicilio
luego de una serie de breves estadías en el hospital.
La preocupación del hombre por la experiencia de la etapa final
de la vida no es nada novedosa, ha sido tema central de la
filosofía desde sus orígenes. Filósofos como Michel de Montaigne
y Kant tienen reflexiones especialmente interesantes sobre cómo
afrontar este proceso. Montaigne destaca la importancia de
aceptar la muerte como parte natural del ciclo de la vida y
enfrentarla con valentía y serenidad. Por su parte, Kant
sostiene que el buen morir se trata de hacerlo de manera
racional, aceptando la muerte como una parte natural del proceso
vital. En resumen, ambos filósofos coinciden en que la muerte
debe ser aceptada y enfrentada de manera serena y digna.
Más allá de la filosofía, la ciencia también se ha abocado a
estudiar el problema desde diferentes perspectivas, buscando
soluciones que mejoren la experiencia de las personas en su
etapa final.
Por ejemplo, un estudio publicado en el Journal of Palliative
Medicine analizó las barreras para la atención paliativa en
pacientes con cáncer avanzado y enfermedades no oncológicas. Los
autores encontraron que la falta de acceso a servicios de
cuidados paliativos, la falta de conocimiento y capacitación por
parte de los profesionales de salud y la falta de recursos
financieros son algunas de las barreras más comunes.
Otro estudio, publicado en el British Journal of General
Practice, analizó la percepción de pacientes y médicos sobre la
atención en la etapa terminal. Ambos coincidieron en que estos
cuidados deberían ser una parte integral de la atención médica,
pero también identificaron como barreras la escasa oferta de
servicios de cuidados paliativos y la falta de formación en la
materia del personal sanitario.
En línea con lo anterior, un estudio publicado en la revista BMC
Palliative Care analizó la efectividad de un programa de
capacitación destinado a médicos de un hospital de cuidados
intensivos. Los autores encontraron que la formación mejoró
significativamente el conocimiento y la actitud de los
profesionales hacia los cuidados paliativos.
Por último, un artículo publicado en el Journal of Pain and
Symptom Management analizó la relación entre la salud mental y
los cuidados paliativos en pacientes con enfermedades crónicas.
Los autores encontraron que la atención de la salud mental es un
factor importante en la atención paliativa, ya que estas
personas a menudo experimentan síntomas de ansiedad y depresión
que pueden afectar su calidad de vida. Este estudio destaca la
necesidad de abordar no solo los síntomas físicos, sino también
los psicológicos y emocionales.
Algunas cifras
A pesar de la importancia de los cuidados paliativos en el
proceso de morir, en muchos países del mundo el acceso a los
mismos sigue siendo limitado. Según la Organización Mundial de
la Salud (OMS), más del 80% de las personas que necesitan
cuidados paliativos en el mundo no tienen acceso a ellos. A
nivel global, solo el 14% de los países cuenta con servicios de
cuidados paliativos integrados a sus sistemas de atención
médica.
En América Latina, las cifras también son preocupantes. Un
informe de la Sociedad Latinoamericana de Cuidados Paliativos
(SLCP) señala que la mayoría de los países de la región tienen
una cobertura insuficiente de servicios de cuidados paliativos,
y que solo el 10% de las personas que los necesitan tienen
acceso a ellos.
En la Argentina, según el Ministerio de Salud de la Nación, se
estima que cada año, alrededor de 200.000 personas necesitan
cuidados paliativos. Sin embargo, la falta de acceso a estos
servicios sigue siendo un problema importante en el país. Según
la misma fuente, reciben cuidados paliativos solo el 12% de los
pacientes que los necesitan.
A pesar de que se han realizado algunos avances en los últimos
años, como la creación del Programa Nacional de Cuidados
Paliativos en 2010 y promulgación de la Ley Nacional de Cuidados
Paliativos en 2022, todavía hay mucho por hacer para garantizar
que todas las personas que necesitan atención paliativa tengan
acceso a ella.
Estas cifras muestran la necesidad urgente de mejorar el acceso
a los cuidados paliativos en todo el mundo y en la Argentina en
particular, y de abordar las barreras que impiden que las
personas reciban la atención adecuada al final de sus vidas.
Vida de calidad
Es importante destacar que los cuidados paliativos no se limitan
a pacientes con cáncer avanzado, sino que también son necesarios
para personas con enfermedades crónicas, como enfermedades
cardíacas, respiratorias o neurológicas, entre otras. En estos
casos, la atención paliativa puede ayudar a controlar los
síntomas, mejorar la calidad de vida y reducir el sufrimiento
del paciente y su familia.
En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS)
define los cuidados paliativos como “un enfoque que mejora la
calidad de vida de pacientes y familias que enfrentan problemas
asociados con enfermedades amenazantes para la vida, a través de
la prevención y alivio del sufrimiento por medio de
identificación temprana, evaluación y tratamiento del dolor y
otros problemas físicos, psicosociales y espirituales”.
El buen morir no solo se trata de la atención médica, sino
también de la calidad de vida que tienen las personas en sus
últimos días y semanas. La atención paliativa puede ayudar a
mejorar la calidad de vida de los pacientes, pero también es
importante que ellos y sus familias tengan la oportunidad de
hablar sobre sus deseos y preferencias en esta etapa y que se
respeten esas decisiones. La comunicación abierta y honesta
entre los pacientes, sus familias y el personal de salud es
fundamental para asegurar que los primeros tengan el control
sobre su propia atención médica y puedan tomar decisiones
informadas.
En conclusión, el buen morir es un derecho humano fundamental y
la atención paliativa es una parte esencial de garantizar ese
derecho. A pesar de que todavía existen barreras importantes que
limitan la atención adecuada y oportuna para los pacientes que
requieren estos cuidados, se han realizado avances en los
últimos años.
Con el fin de asegurar un buen morir para todas las personas, es
necesario seguir reflexionando sobre la importancia de esta
temática y buscar soluciones que garanticen una atención
integral y humana. Para ello, resulta fundamental trabajar en
pos de un modelo de atención paliativa integral que garantice el
acceso e incluya no solo el manejo del dolor y otros síntomas
físicos, sino también la atención emocional, espiritual y social
de los pacientes y sus familias.
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