Naturalmente, todos sabemos que la
crisis europea actual no se generó
por las erogaciones que realizan los
países para solventar los programas
de Seguridad Social. Fueron las
dificultades para el pago de la
deuda pública de Grecia, a la que
luego también se fueron sumando los
problemas de los denominados PIGS
(un acrónimo peyorativo que incluye
a Portugal, Italia –muchas veces es
reemplazada por Irlanda y en otras
oportunidades se citan a ambas–,
Grecia y España).
Pero sin lugar a dudas, el gasto
público va teniendo su papel en la
crisis y podemos ver cómo los
gobiernos toman fuertes medidas de
restricción tanto en los aportes al
Sistema Previsional como al de la
Salud Pública.
El congelamiento de jubilaciones y
pensiones –incluyendo quitas–, y las
reducciones presupuestarias en los
servicios de Salud, ya se están
aplicando en todos esos países.
A título de ejemplo, en España en
este año 2012 los jubilados pasaron
a tener un copago en las compras de
medicamentos. Si bien es bajo –y con
tope mensual de gasto- lo cierto es
que hasta aquí, se les proveía
gratuitamente.
En Italia, la visita a un Médico
Especialista que anteriormente era
gratuita, a partir de enero de 2012
cuesta 10 euros y se eleva a 25
euros si el paciente concurre a la
Urgencia y finalmente no requiere
internación, es decir si la atención
finalmente no resultaba tan urgente.
En Portugal, también desde enero de
este año, se han duplicado
prácticamente los copagos del
sistema de salud. Una consulta en
cualquier especialidad en el
Hospital Público de cualquier
especialidad, también cuesta 10
euros y una Urgencia varía entre 20
y 50 euros, dependiendo del número
de análisis a realizar que, dicho
sea de paso, deben hacerse en forma
privada, ya que no son cubiertos por
el sistema público.
Como se puede apreciar, una buena
parte de aquello que se proveía
gratuitamente, va dejando de serlo.
Como se ha dicho innumerable
cantidad de veces, necesariamente
debe existir un alineamiento de
intereses entre beneficiarios,
efectores y financiadores.
Lamentablemente, son las crisis las
que vienen a ponerle racionalidad al
gasto y las que proveen el
alineamiento de intereses, las más
de las veces, muy a pesar de los
consumidores.
Ahora bien, permítame amigo lector
cambiar de tema para contarle una
historia.
Corría enero del año 1962; en
Londres; el lugar, los estudios de
la compañía discográfica Decca
Records. Cuatro integrantes de un
conjunto musical grababan material
para que Mike Smith, encargado de
artistas y repertorios de Decca,
diera su veredicto respecto de
contratarlos…o no.
Cuando la Banda se retiró de grabar,
se realizó una audición con otro
conjunto: Brian Poole and The
Tremeloes.
En febrero, Mike Smith dió su
veredicto. Teniendo en cuenta que
las autoridades de Decca podían
contratar a solo una de las Bandas,
optó por BP and The Tremeloes. Los
Beatles se quedaron afuera.
A veces pienso que nosotros, los
argentinos, tenemos la maldición de
Mike Smith: contamos con una enorme
capacidad para elegir siempre a BP
and The Tremeloes.
Mientras el mundo le pone
racionalidad al gasto, nosotros
instrumentamos nuevas coberturas,
nuevos alcances y mayores gastos
sobre el sistema de salud. En
resumen, más gratuidad y menos
alineamiento.
Por delante, tenemos pendiente un
tema de vital importancia: las
normas que debe dictar la
Superintendencia de Salud, con
relación a la Reglamentación de la
Ley de Regulación de la Medicina
Prepaga. Esperamos que tales normas
cambien la actual tendencia y
traigan una esperada racionalidad
técnica.
Por favor, otra vez BP and The
Tremeloes no. |