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Informe especial

Cuando más no es mejor
Esteban Lifschitz y Federico Tobar

ECOLOGIA DE LA ATENCION MEDICA

Cuando un gobernante piensa hacer inversiones en salud inmediatamente se imagina inaugurando un hospital de alta complejidad. Esto no es incoherente porque el ciudadano lego también imagina que tener una buena respuesta en salud sería tratarse con el Dr. House. Sin embargo, en la gran mayoría de los casos, inaugurar un hospital como la clínica de la serie televisiva resultaría un gran desperdicio de recursos.
Un trabajo clásico de White , realizado en 1961 y repetido en 1973, ilustra que resulta esperable que sólo 5 pacientes de cada mil habitantes requieran de prestaciones de alta tecnología médica en un determinado mes y de ellos, sólo uno a nivel de internación (Gráfico 1).
El esquema es sólo ilustrativo pero ha sido objeto de sucesivas revisiones y discusiones.
Un trabajo reciente coordinado por Green, valida estos datos detectando que los cambios más importantes han sido que la cantidad de pacientes que reporta síntomas aumenta (de 750 a 800), que de ellos unos 327 consideran realizar consultas médicas y sólo 217 lo hacen (mientras 113 visitan a médicos del primer nivel los otros 104 acuden directamente a especialistas), unos 65 pacientes optan por medicinas alternativas, 21 concurren a centros de atención primaria, 14 solicitan consultas domiciliarias, 13 reciben atención de emergencia en guardias hospitalarias, 8 son hospitalizados y sólo 0,7 requieren tratamiento de alta complejidad .
Hay dos grandes condicionantes del desempeño sanitario de un servicio médico de alta complejidad: la variabilidad en la práctica médica y la demanda inducida.

VARIABILIDAD EN LA PRACTICA MEDICA

La variabilidad en la práctica médica, entendida como diferentes maneras de encarar un mismo problema de salud por parte de diferentes profesionales, es un problema multicausal, no sólo relacionado con necesidades diferentes de los pacientes sino, y sobre todo, con falta de la información suficiente a la hora de tomar la decisión.
A principios del Siglo XX, en su trabajo sobre tonsilectomías en niños y adolescentes en Inglaterra, J. Glover observa considerables diferencias de acuerdo al barrio en el que se realizaban las mismas.
Este hallazgo fue pionero a la hora de separar necesidad con utilización de servicios de salud.
Autores cono Wennberg y Fisher demostraron a partir de la década del 70 que aquellas enfermedades con indicaciones más inciertas se acompañaban de tasas de uso muy diferentes, las cuales no siempre se relacionaban con mejores resultados. De aquí surge el concepto “más no siempre es mejor”
En la literatura especializada se han identificado cuatro factores clave que interfieren en la variabilidad de la práctica médica:
1. Necesidades diferenciales. Cuando se clasifica a los pacientes de acuerdo a scores de riesgo (comorbilidad, estado de salud) se obtienen diferentes indicaciones para un mismo procedimiento. Es de esperar entonces, diferentes tasas de utilización en cada uno de los grupos, siendo coherente que así suceda.
2. Subutilización de servicios efectivos y seguros. Un tema de preocupación es el acceso diferente en pacientes con iguales “necesidades”. En relación a la alta complejidad, este punto suele estar directamente asociado a accesibilidad geográfica y/o grado de complejidad del centro de atención.
3. Influencia desequilibrada de la oferta de servicios. Milton Roemer enunció una Ley que afirma… “en una población asegurada, una cama hospitalaria construida es una cama ocupada”. De forma similar, López de Castro evidenció en España la relación entre la cantidad de médicos y las prescripciones.
4. Baja consideración de las preferencias de los pacientes. Por último, un estudio de Wennberg mostró que cuando el paciente participa de la definición en resección transuretral por hiperplasia de próstata, la misma se redujo un 40%.
En resumen, cuando la práctica no está conducida por la necesidad, la oferta se constituye en una fuente de variabilidad inapropiada.

DEMANDA INDUCIDA

Se dice que hay demanda inducida cuando el proveedor de servicios sanitarios, actuando como agente del paciente, causa un nivel de consumo distinto al que el paciente hubiera seleccionado en caso de haber tenido la misma información que el proveedor. Se han identificado incentivos perversos dentro del mercado de prestaciones médicas que inducen demanda de forma innecesaria. Rossiter y Wilensky encontraron que un aumento en el número de médicos llevó a un incremento en el número de visitas iniciadas por el médico pero no afectó a aquéllas iniciadas por el paciente.
Uno de los potenciales estímulos para la existencia de la demanda inducida es la modalidad de pago a quienes prestan el servicio. El impacto de la misma en la prestación de servicios puede ser morigerada con adecuados mecanismos de auditoría y control.
Un segundo factor es lo que se ha denominado “medicina a la defensiva” que contempla prestaciones adicionales, en particular de prácticas diagnósticas de alta tecnología, que los médicos solicitan para estar “mejor cubiertos” en caso de una eventual demanda judicial por mala praxis. Las proyecciones realizadas en estudios anteriores han estimado que en 2010 el 10% de los médicos argentinos habrá sufrido al menos una demanda judicial y que el costo de las mismas representa un 1,75% del total del gasto en salud del país.

RENDIMIENTOS SANITARIOS DE LA OFERTA Y UTILIZACIÓN DE SERVICIOS MEDICOS

Fisher y Wenberg demostraron que la utilización de servicios médicos registra una curva de rendimientos marginales decrecientes. En un primer momento, un aumento en la cantidad se acompaña inequívocamente de mayores beneficios y de hecho, una menor utilización en esta fase es conocida como “infrautilización inadecuada”. Luego se llega a un período en el que dicho beneficio se estabiliza e incluso comienza a reducirse (“sobreutilización inadecuada”). (gráfico 2).
Un trabajo de Tu, que comparaba las tasas de intervenciones de angioplastias coronarias, Bypass Coronario y Angiografía, entre Ontario (Canadá) y Estados Unidos, observó que pese a que el número de intervenciones realizadas en Estados Unidos era muy superior, la tasa de mortalidad asociada a Infarto Agudo de Miocardio era idéntica en ambos países. Estrechamente relacionado con este concepto, está el hallazgo de Fisher, que evidenció el riesgo de morir en 3 cohortes, el cual fue mayor en las áreas con el quintil mayor de gasto en salud. Estas áreas no producían servicios más efectivos, sí producían servicios sensibles a la oferta.

¿POR QUE ES NECESARIO REGULAR LA OFERTA DE SERVICIOS MEDICOS DE ALTA COMPLEJIDAD?

Se pueden enunciar cuatro motivos por los cuales el Estado debiera intervenir regulando la utilización de alta tecnología: 1) El hecho de garantizar el acceso a bienes y servicios esenciales puede no resultar suficiente para reducir las brechas en la salud de la población, 2) Es conveniente generar un adecuado pool de riesgos, porque las respuestas individuales resultan menos eficientes que las colectivas, 3) También hace falta garantizar una respuesta segura y adecuada en términos clínicos y 4) En tanto se integre como parte del derecho a la salud, la respuesta frente a las enfermedades catastróficas debe ser homogénea en calidad.
En conclusión, el acceso a medicina de alta complejidad requiere no sólo de un análisis económico sino, y por sobre todo, de la evaluación de la real necesidad de cada paciente. Encontrar el equilibrio entre demanda y necesidad requiere de la implementación de medidas tendientes a reducir el impacto de las dos principales variables que condicionan la utilización de la alta tecnología, la variabilidad en la práctica médica y la demanda inducida. Un adecuado camino en tal sentido repercutirá en el uso racional de los recursos, tanto en el aspecto económico como en el de resultados en salud, permitiendo el uso de quienes realmente lo necesitan y restringiéndolo en aquellos casos en los que no sólo no representa una necesidad sino que potencialmente puede convertirse en un problema adicional para el paciente. q

Referencias

1 White KL, Williams TF, Greenberg BG. The ecology of medical care. N Engl J Med 1961;265:885-92.
2 Green,L; Yawn, B; Lanier, D; Dovey, S;.The Ecology of Medical Care Revisited. N Engl J Med. Vol 344.Nº 26. June 28, 2001:2021-2025.
3 Glover JA. The incidence of tonsillectomy in school children. Proceedings of the Royal Society of Medicine 1938;31:1219-36.
4 Fisher ES. Avoiding the Unintended Consequences of Growth in Medical Care. How Might More be Worse?. JAMA 1999; 281(5):446-453
5 Shain M, Roemer MI. Hospital cost relate to the supply of beds. Modern Hospital. 1959. Apr; 92(4):71:3
6 López de Castro. Rev Esp Salud Pública 2005; 79:551-558
7 Rossiter Louis and Wilensky Gail. Identification of Physician-Initiated Demand. Journal of Human Resources. 19 (1984)
8 Tobar, F. Economía de la mala praxis médica. Médicos Medicina global Nº 38. 2006
9 Tu JV. Use of Cardiac Procedures and Outcomes in Elderly Patients with Myocardial Infarction in the United States and Canada. N Engl J Med 1997; 336:1500-5
10 Fisher ES, Wennberg DE, Stukel TA, Gottlieb DJ, Lucas FL, Pinder EL. The implications of regional variations in Medicare spending. Part 1: the content, quality, and accessibility of care. Ann Intern Med. 2003;138(4):273-87.
11 Fisher ES, Wennberg DE, Stukel TA, Gottlieb DJ, Lucas FL, Pinder EL. The implications of regional variations in Medicare spending. Part 2: health outcomes and satisfaction with care. Ann Intern Med. 2003;138:288-98.

 

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