La palabra crisis es, seguramente, la más utilizada para
adjetivar el estado de situación de nuestro sistema de salud.
Desde que comencé mi carrera dentro de la salud pública (fines
de los 80) venimos escuchando y hablando de la crisis del
sector. Y cuando leemos la historia del sistema de salud vemos
que esto viene de mucho antes.
Sin embargo, la crisis en la actualidad ha tomado una dimensión
aún más preocupante. A las clásicas características negativas
del sistema (fragmentación, segmentación, ineficiencia,
inequidad) se le suma el agravamiento de otro problema que
amenaza con llevarnos a una crisis casi terminal. El problema
del recurso humano en general y la del recurso médico en
particular.
Me dirán (y no sin razón) que siempre estuvo presente este
problema. Sin embargo, la magnitud de este y algunos de sus
rasgos en la actualidad, hacen que pueda ser considerado como
uno de los problemas más graves que debemos abocarnos
urgentemente.
La crisis del recurso humano es una bomba de profundidad que ya
explotó hace años y que ahora está surgiendo a la superficie con
cada vez más fuerza.
El recurso humano durante la
pandemia
La pandemia por Covid-19 desnudo los graves problemas que venía
acarreándose respecto a la falta de recursos humanos y las malas
condiciones laborales y de seguridad personal o del entorno.
La, por entonces, representante de la Organización Panamericana
de la Salud en la Argentina, Maureen Birmingham, afirmó en junio
de 2020, durante un conversatorio virtual sobre Gestión del
Trabajo, Salud y Seguridad de los Trabajadores de la Salud, lo
siguiente: “Esta pandemia está exponiendo y agudizando las
falencias que existen y los desafíos que tenemos adelante en los
sistemas de salud. Desnudó la subinversión crónica desde décadas
en estas funciones clave. Y ahora estamos pagando en vidas y en
nuestras economías por este descuido”.
Desde la propia Dirección Nacional de Talento Humano y
Conocimiento del Ministerio de Salud de la Nación se corroboraba
en aquel entonces, la existencia de grandes problemas del
recurso humano en cuanto a escasez de profesionales en áreas
críticas, disminución de la cantidad formándose en la misma,
especialmente en determinadas regiones y provincias del país,
heterogeneidad en la distribución geográfica de los
profesionales formados y diferentes experiencias, entrenamiento
y capacitación en las diversas áreas del país.
También se publicaba en julio de 2020 desde esa dirección
nacional, una disminución del 42,7% de la cobertura de cargos
para terapia intensiva de adultos y de un 30,2% para terapia
intensiva infantil desde el 2009.
El agotamiento médico
Durante la pandemia y posterior a esta, también se agudizaron
problemas crónicos en muchas especialidades médicas como el
multiempleo, los bajos salarios y honorarios, el agotamiento y
el síndrome de Burnout y la violencia laboral. Todo esto llevó a
un agotamiento físico y mental de muchos médicos.
Una encuesta realizada por la Agremiación Médica Platense entre
sus agremiados revelo que durante la pandemia se incrementaron
los niveles previos de malestar. Los resultados mostraron que
uno de cada cuatro médicos estaba sufriendo depresión y
ansiedad, y uno de cada tres, insomnio.
La gran mayoría de los médicos encuestados se encontraban en
situación de pluriempleo teniendo esto que ver no solo con el
ejercicio laboral de su profesión sino también en la formación
de futuros médicos. Se desprende de ese estudio que casi un 90%
de los médicos encuestados se desempeñaba en más de un lugar y
al menos el 65% de ellos en tres o más sitios. “Considerando a
su vez que estos mismos profesionales están vinculados a la
formación de nuevos médicos esto es aún más alarmante” concluye
el informe de la Agremiación Médica Platense.
En lo que respecta a la prevalencia de Burnout resultó que el
26.4% del total de los encuestados padecen la enfermedad, siendo
este número significativamente superior a la media reportada a
nivel mundial. Afirma el informe final de la encuesta:
“Analizando su relación a la condición de empleo resulta
innegable que la prevalencia de este es muy significativa en la
población que se desempeña en empleos múltiples teniendo esto
una relación directa con la sobrecarga del profesional y su
consecuente extensión más allá del ámbito laboral impactando
esto sobre su entorno social y familiar”.
A su vez, casi 75% de los médicos encuestados reporta padecer
trastornos del sueño o del ánimo estando estos trastornos, como
es sabido, en estrecha relación con el Síndrome de Burnout lo
que de alguna manera plantea la consecuencia generada por la
sobrecarga laboral más allá del ámbito de desempeño con
afectación en ámbitos sociales y familiares.
Concluye el informe con la siguiente reflexión: “De alguna
manera creemos fundamental intervenir por sobre el síndrome de
Burnout de múltiples maneras. Creemos trascendente el poder
intervenir y modificar el ámbito laboral generando que el mismo
no se trasforme en un ámbito hostil sino todo lo contrario, que
sea protector del trabajador y contemple a su vez la metodología
para la detección de situaciones que desencadenan el posterior
desarrollo de Burnout. En segundo lugar, consideramos que la
relación laboral frente al salario es fundacional en este
aspecto. El bajo salario condiciona la necesidad de que el
trabajador se desempeñe en más de un sitio para poder acceder a
un ingreso digno, cosa que incrementa el riesgo en la exigencia
física y mental con consecuencias claras en el profesional de la
salud y por decantación en el sistema de atención. En tercer
término, consideramos elemental que se tomen medidas de
intervención para asistir a los profesionales que padecen de
dicha patología, dando asistencia psicológica y proponiendo
iniciativas que direccionen la acción hacia las intervenciones
en patrones de vida saludable”.
Problemas en la formación médica
Una reciente nota escrita por Gonzalo Herman y publicada en el
diario Clarín el 19/10/2022 describe una problemática que data
de hace bastante tiempo pero que últimamente se ha agudizado.
Por un lado, se afirma en esta nota que “está cayendo la
cantidad de estudiantes de Medicina y además son muy pocos los
que terminan la carrera” según Roberto Freue, que es jefe de
Trabajos Prácticos de la Facultad de Medicina de la UBA, quien
afirma además “que cada año terminan la carrera mucho menos del
10% de los alumnos que la empiezan. Ingresan unos 10 mil
estudiantes y se reciben 600”.
A su vez se observa una merma en la cobertura de cargos de las
residencias médicas para las diferentes especialidades,
fundamentalmente las clínicas. Por ejemplo, según el mismo
artículo de Clarín, en la última adjudicación de cargos de
residencia de Clínica Médica de los Hospitales dependientes de
la UBA, de 35 establecimientos solo 16 tuvieron al menos una
adjudicación de residentes y el total de adjudicaciones fue de
66 sobre 207 cargos disponibles.
Otro ejemplo se da en el Hospital de Niños Sor María Ludovica de
la ciudad de La Plata. Allí, de las 25 vacantes de residencia
que se dan todos los años sólo se cubrieron cuatro, algo
totalmente inédito.
Siempre según la nota, el pluriempleo, los bajos salarios
profesionales y el alto nivel de estrés son los principales
motivos de esta merma de residentes en estas especialidades.
Ante esta desesperante situación autoridades provinciales
presentaron recientemente un nuevo reglamento para regular la
actividad de médicos residentes con el fin de mejorar sus
condiciones laborales. Según el medio de difusión Femecon
Informa “la iniciativa establece un nuevo régimen de jornada
laboral de lunes a viernes, que elimina los sábados y reduce las
horas de guardia de 24 a 12. Además, brinda la posibilidad a
residentes del último año de contar con un día laboral por
semana para realizar otras tareas remuneradas. A nivel salarial,
se incorpora un plus por guardia con un valor del 13% del sueldo
de un jefe de residentes y un adicional del 7% del ingreso de
quien trabaje en una zona de baja cobertura, con el objetivo de
incentivar la radicación de profesionales en ámbitos de mayor
necesidad. Asimismo, se agrega una suma de 1.500 pesos por hijo,
que se duplica en caso de que el menor tuviera alguna
discapacidad, y se incorporan los aportes al IPS”.
Problemas actuales y futuros
Se comienzan a observar cada vez en mayor medida, guardias
médicas sin la presencia de muchas de las especialidades
imprescindibles en una guardia. En muchas clínicas y sanatorios
privados han instaurado las guardias pasivas de estas
especialidades ante la falta de médicos que quieran cubrirlas
presencialmente. O directamente informan que ese servicio no
está cubierto en la emergencia. Muchos de esos cargos se
completan con médicos de baja calificación que no han realizado
una residencia o son de otros países a los que se les da la
matrícula a través de un decreto del ejecutivo, pero no del
Colegio Médico.
Se comienza a percibir además en algunos establecimientos una
baja calidad en la atención médica. En un futuro muy cercano
estos problemas harán que el sistema de salud entre en una
crisis inédita y de difícil resolución si no se toman medidas
urgentes.
Desde los gobiernos (nacional, provinciales y municipales) se
deben tomar cartas en el asunto. Se requiere urgentemente una
recomposición salarial y de honorarios médicos ante la grave
situación económica del país. Por otro lado, diferentes tipos de
incentivos deben desarrollarse para regenerar el trabajo médico
digno y de calidad. Las condiciones laborales deben ser
revisadas y mejoradas y se debe brindar seguridad a los
profesionales en sus ámbitos laborales. Caso contrario estaremos
hipotecando el futuro de la atención médica en nuestro país.
(*)
Médico -
Especialista en Salud Pública |
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