Los métodos participativos de prevención y gestión de
conflictos, y en particular la mediación, son reconocidos como
instrumentos clave en el tratamiento de la conflictiva que se
produce en el ámbito sanitario, contribuyendo a morigerar
aspectos negativos en la dinámica relacional entre los distintos
actores involucrados en la actividad prestacional.
Sin embargo, su alcance es aún más abarcativo y extenso
comprendiendo un sinnúmero de controversias que exceden lo
estrictamente prestacional y que requieren un abordaje
transversal e integrador.
Del mismo modo que la intervención de un tercero neutral experto
facilita la comunicación y mejora las probabilidades de alcanzar
acuerdos, entendemos que resulta imprescindible propiciar la
incorporación de una mirada de contexto que contemple aspectos
ambientales, sociales y económicos, sistémica e integradora que
favorezca conversaciones más profundas, permita construir
acuerdos más duraderos y un desarrollo más sustentable.
Mucho se ha hablado ya sobre el conflicto: que es parte de la
vida y se da cotidianamente en distintos ámbitos; que presenta
matices que van desde un simple intercambio de opiniones a
controversias aparentemente inconciliables y hasta incluso
beligerantes; que cada disciplina intenta analizarlos y
clasificarlos objetivamente pero que, en definitiva, el
componente subjetivo termina siendo siempre el más relevante.
Claramente es un tema de interés para el conjunto de la
sociedad, que en períodos de crisis y cambios profundos de
modelos como sucede actualmente, cobra aún mayor relevancia.
Advertido su alcance y complejidad, sabemos sin embargo que, no
en todos los casos el conflicto es algo malo o produce
consecuencias negativas, muchas veces muestra oportunidades de
reflexión, de cambio y mejora. Desde esa perspectiva, es de gran
importancia contar con herramientas que nos permitan decidir de
qué manera elegimos gestionarlo.
La complejidad que mencionamos antes puede acentuarse en algunos
ámbitos por la propia naturaleza de los intereses y necesidades
involucrados. Tal es el caso de los conflictos que se producen
en el ámbito de la salud.
Cambios de paradigmas en la relación médico paciente; la
globalización de cadenas de suministro y mayor acceso a la
información; en muchos países, un contexto de fragmentación
económica y prestacional del sistema sanitario; la incorporación
de innovación tecnológica; nuevas percepciones de bienestar;
marcos regulatorios poco claros; impactos ambientales y sociales
que afectan la calidad de vida; nuevas enfermedades y epidemias,
que se expanden en tiempo récord; son sólo algunos de los
elementos que disparan a diario incontables conflictos en salud.
La judicialización ha sido y es aún hoy, la vía más utilizada
para la resolución de la mayoría de estos conflictos. Sin
embargo, más allá de las buenas intenciones y de la preocupación
de muchos jueces por mejorar la eficiencia y eficacia en los
procesos las soluciones que brindan los sistemas judiciales -
por cierto, válidas y ajustadas a derecho- generalmente llegan
luego de largos y costosos juicios, que no siempre complacen a
las partes y que muchas veces deterioran aún más la ya
erosionada relación.
Las decisiones judiciales, garantizan el imperio de la ley, pero
como ya mencionamos, a menudo no logran satisfacer los reales
intereses en juego, y es entonces cuando el conflicto resurge
y/o impacta en otros actores, directa o indirectamente
relacionados.
Gestionar estos conflictos de forma proactiva y con herramientas
adecuadas a su particular contexto, permite reducir el riesgo de
impactos negativos en beneficio de ambas partes y del propio
sistema, mejorando la forma que vivimos y acercándonos a un
modelo de desarrollo más sustentable de las comunidades.
Sin menoscabar la importancia de la intervención judicial y
reconociendo que en muchas oportunidades resulta la única
alternativa posible, debe destacarse la efectividad de otros
instrumentos existentes.
Sencillos, eficientes y menos costosos, los métodos
participativos de prevención y gestión de conflictos constituyen
herramientas de trabajo colaborativo entre los involucrados,
capaces de facilitar la elaboración de acuerdos duraderos, sin
perjudicar la relación entre las partes.
Entre los procedimientos más reconocidos por su efectividad para
tratar la conflictiva en el ámbito de la salud se destaca, el
proceso de mediación. Participativo, no adversarial y flexible,
pone a disposición de las partes a un tercero neutral pero
especializado, que las asiste en la negociación, con el fin de
que puedan arribar a un resultado mutuamente aceptable.
La mediación en salud ofrece un espacio de escucha y
reconocimiento de intereses y necesidades, de gestión del
conflicto a través del entendimiento, la comunicación y la
negociación, permitiendo la intervención colaborativa de un
tercero imparcial experto en el tema de fondo. Esta facilitación
especializada en la dinámica y naturaleza del sector salud,
mejora las probabilidades de arribar a acuerdos satisfactorios,
ocasionando menores costos vinculares y económicos.
Una de las causas más frecuentes de demandas judiciales por mala
praxis médica, por ejemplo, se relaciona con problemas en la
comunicación y falta de información entre las partes. Esta
dificultad en el diálogo y/o entendimiento, es consecuencia de
un sinnúmero de razones culturales, familiares, económicas y
profesionales, pero también de miedos, prejuicios y presiones
que, sumados a los motivos mencionados, impiden la escucha
activa y una conversación fluida.
En este punto, es necesario destacar que los conflictos del
sector no se reducen a la relación médico paciente y/o a
reclamos prestacionales y/o a diferencias entre equipos médicos,
prestadores y financiadores; en otras palabras, los conflictos
vinculados a la salud no sólo ocurren e impactan en el seno del
ámbito prestacional. La salud depende de muchos otros factores
que exceden este ámbito y que requieren el abordaje y
participación de otros sectores.
Es indiscutible ya, que factores ambientales, económicos y
sociales determinan la salud de las personas, al mismo tiempo
que resultan evidentes los impactos sociales y económicos que
producen las enfermedades y/o la ausencia de bienestar en la
población; en este marco, es necesario entonces realizar
esfuerzos conjuntos, propiciar el dialogo multisectorial y la
colaboración constructiva, así como contar con una mirada
transversal, que nos permita comprender la real dimensión de los
conflictos relacionados con la salud.
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, suscripta por 193
países en el ámbito de Naciones Unidas, refleja precisamente
esta vinculación, así como la necesidad de un tratamiento
holístico de problemáticas en apariencia inconexas y tan
trascendente resulta esta interpretación, que ha sido recogida
por la propia Organización Mundial de la Salud.
En concordancia con esta visión estratégica consolidada en el
escenario internacional, la mediación en salud, como metodología
y proceso colaborativo liderado por especialistas, ofrece
esencialmente una mirada integradora, sistémica y transversal
que facilita el diálogo pacífico, la generación de opciones
innovadoras y el mejoramiento en la calidad de vida de las
personas.
Conclusiones
Contar con un profesional o un equipo profesional especializado,
con herramientas comunicacionales y de negociación adecuadas
para el sector, permite entender la dinámica de conflictos de la
organización, facilita la comunicación entre las partes y
contribuye al logro de mejores resultados para todas las partes
interesadas.
La mediación, entonces, no sólo es una herramienta útil para la
resolución de conflictos mediante la búsqueda de intereses
comunes y acuerdos satisfactorios y duraderos; sino que, además,
es un instrumento capaz de crear una dinámica relacional no
confrontativa en las organizaciones y desarrollar una cultura
del respeto y cooperación entre estas, las personas y la
sociedad, en beneficio del Sistema de Salud en su conjunto.
El acceso universal a la salud es uno de los desafíos que han
planteado los países para el 2030, conscientes de la complejidad
y la correspondencia de este objetivo con otros factores
igualmente importantes como el hambre, la pobreza, el trabajo,
la educación y la protección del ambiente, por mencionar
algunos; las prioridades son difíciles de establecer, pero sin
dudas requieren de un contexto que promueva sociedades pacífica,
justas e inclusivas en el que las organizaciones de la sociedad
civil, empresas y gobiernos trabajen de manera coordinada y
colaborativa.
La mediación en salud entonces ofrece una alternativa invaluable
para el sistema de salud y la sociedad en general, aportando
instancias de negociación y diálogo constructivo en un contexto
global que definitivamente requiere de ellos para un desarrollo
más sustentable.
En un mundo cambiante y luego de una pandemia que generó una
enorme incertidumbre, es de esperar que el número de conflictos
crezca en diversas áreas, pero en especial en aspectos
relacionados con la salud de las personas y sus determinantes.
Es probable que se requieran adecuaciones normativas acordes a
la nueva realidad, pero fundamentalmente es imprescindible que
encontremos mecanismos y herramientas capaces de construir lazos
de confianza, faciliten el arribo a soluciones negociadas y
sobre todo lo hagan con cierta agilidad.
La facilitación del diálogo entre los actores del Sistema de
Salud se presenta entonces como alternativa flexible,
constructiva y benéfica muy especialmente en esta coyuntura.
Entendemos sin embargo que, es necesario ser claros respecto de
la importancia de contar con profesionales expertos para mediar
en conflictos relacionados con el sector salud; especialistas
que conozcan la temática de fondo, compleja y en constante
evolución y que al mismo tiempo sean capaces de aportar a la
negociación una visión transversal y holística enmarcando el
proceso en el contexto de la Agenda 2030 de desarrollo
sostenible.
Brindaremos de este modo, mayores oportunidades de negociación,
mejores resultados y habremos aprendido algo de esta crisis: no
es posible analizar los problemas como compartimentos estancos,
los grandes temas que nos preocupan están interrelacionados,
siempre lo han estado, hoy ha quedado en evidencia y debemos
incorporar ese aprendizaje si queremos acuerdos duraderos.
Referencias (Fuentes - Bibliografía)
1) Caivano–Gobbi–Padilla “Negociación y Mediación”. Buenos
Aires-Argentina, Editorial AD-HOC junio 19972.
2) Gallardo Alicia – Siboldi Marisa. “Métodos Participativos de
Prevención y Gestión de Conflictos” Tratado de Responsabilidad
Profesional de los Médicos. Buenos Aires. Argentina. La Ley. Ed.
2014.
3) Tobar Federico. “Políticas de Salud: Conceptos y
Herramientas” Tratado de Responsabilidad Profesional de los
Médicos. Buenos Aires. Argentina. La Ley. Ed.2014.4. 4) Plan de
Acción Mundial a favor de una vida saludable y bienestar para
todos. OMS 2018.https://www.un.org/sustainable development/es/development-agenda/
(*) Abogadas – Mediadoras - Consultoras en Mediación Sanitaria
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