ATRAVESANDO UNA PANDEMIA
1) Cada país tiene un sistema
de salud, en general no hay dos
iguales. Distintas fuentes de
financiamiento, organización,
ejecución, cobertura, camas,
complejidad, personal, número,
capacitación, tecnología, etc.
También dentro de un mismo país hay
diferencias sustanciales y grandes
asimetrías.
2) Cada país tiene su propio
sistema de gobierno, donde la salud
no está siempre delegada en un
órgano central.
3) Cada país tiene un sistema
económico y financiero diferente.
4) Cada país tiene una
organización política diferente, por
tanto, las limitaciones legales son
distintas.
5) Cada país tiene pautas
culturales distintas, alimentación,
vestimenta, higiene, educación y
trabajo.
6) Cada país tiene una
pirámide etaria distinta y diversas
formas de organización social.
7) Cada país instrumentó el
protocolo OMS según sus propios
tiempos y mediciones.
8) Cada país manejo la
presión social y mediática, según
sus posibilidades.
9) Cada país evaluó su
situación económica previa y las
pérdidas previstas.
10) Cada país organizó el
comité científico y ejecutivo según
su gobierno.
UN
PLAN ESTRATÉGICO
Al enfrentarnos a este enemigo que
ya se asentó en otros países, ya
conocemos parte de su modo de
ataque, lo que reduce los enigmas y
los tiempos de ataque y transmisión,
pero como sabemos que al instalarse
causa gran morbimortalidad, por eso
intentamos achatar la pirámide de
infección.
Ese período de achatamiento nos
permitió hacer acciones que
reducirán los daños en la salud y en
la sociedad. Podemos testear a la
mayor parte de la población
expuesta, lo que permitiría separar
a la población infectada según
niveles de riesgo, con los
aislamientos y la atención médica
adecuada. Además, podremos medir la
carga viral, que sin dudas nos
mostrará el futuro de los enfermos.
También nuestros investigadores
podrán probar terapéuticas acordes a
los tiempos y riesgos. No es un tema
menor que mientras la pirámide no se
dispara, podremos convocar a la
mayor parte del equipo de salud,
capacitarlo y equiparlo
adecuadamente, no sólo para la
atención de pacientes sino además
para el cuidado del equipo.
Todo lo que describimos, debe
constituir un PLAN ESTRATÉGICO,
cuyas variables son muchas, pero que
en general conocemos y ya
describimos. Entre las variables,
debemos centrarnos en aclarar las
variables negativas, y utilizar la
información como medio terapéutico.
Los resultados que esperamos no
estarán vinculados a una extraña
fórmula polinómica que no tiene en
cuenta la inmunidad social, ni
individual previa a la pandemia, ni
las múltiples variables enunciadas,
ni las que se incorporan en el
transcurso del plan, lo que sí
sabemos es que todos los países
tendrán resultados distintos.
¿Es probable que se entienda que,
ante un escenario de pandemia, los
gobiernos reaccionen diferentes y
privilegien sus mezquindades en
contra de sus pueblos?
Lo cierto es que en algún momento la
pandemia cederá, se encontrará una
cura, se logrará una vacuna. ¿Qué
sociedad quedará? Pero ¿habremos
aprendido, que no es bueno
desfinanciar el sistema público de
atención médica?
Es importante que los países
inviertan en sus sistemas disuasivos
de defensa militar, pero sepamos que
con misiles no derrotamos a los
virus, ni curamos las neumonías, ni
educamos a los niños. Los gastos
militares son importantes, pero los
sociales también lo son.
Pagamos impuestos para mejor
educación, salud y seguridad
pública, “queremos vivir mejor”.
Estoy convencido que la inversión en
investigación no solo salva vidas,
además acelera la economía.
El mundo perdió BILLONES de dólares,
por el egoísmo de los que manejan la
economía y la contraponen al cuidado
de la salud.
Deben unificarse no sólo las
políticas ante una pandemia, deben
colaborar los países para dar
equidad en la ejecución, entender
que un mal resultado lo pagan todos.
Porque frenar la economía mundial es
malo para todos los pueblos del
mundo, aunque de diferentes formas.
Los sistemas de salud no pueden ser
moneda de ajuste de los presupuestos
nacionales, al igual que; educación,
investigación o alimentación. Las
empresas proveedoras de insumos,
tecnología y medicamentos deben
ayudar en las crisis.
Los gobiernos deben establecer
políticas y legislaciones que
permitan comandos logísticos
unificados ante este tipo de crisis.
¿Cómo tiene que reaccionar la
economía ante una pandemia? ¿Se debe
redireccionar la inversión a los
sectores de mayor vulnerabilidad?
¿Las penalidades a los que incumplen
las normas y ponen en riesgo la
salud de los demás tienen que ser
severas, la enfermedad tiene alta
morbimortalidad? ¿Por qué no se
invierte más en testeos?
¿Acaso los bancos multilaterales de
fomento no tienen esto como
prioridad? ¿Por qué el Consejo de
Seguridad de la ONU está mudo ante
esta amenaza a la seguridad mundial?
¿La OMS no tiene herramientas
suficientes para enfrentar y
prevenir las pandemias? Si no es
así, ¿cuál es la utilidad mundial de
esta institución?
Los servicios de Inteligencia de los
países centrales, que
permanentemente investigan la
existencia de armas de destrucción
masiva en territorios no aliados, ni
se enteraron que un virus atacaba
con semejante velocidad de
propagación. No era un arma, pero si
lo hubiera sido tampoco lo sabían.
¿Por qué motivo, el mundo no se
preparó adecuadamente y tardó tanto
en reaccionar a pesar del tiempo que
tuvo desde el inicio de la epidemia
en Wuhan, hasta los primeros casos
en occidente?
Todos los expertos mundiales
coinciden que con 12 semanas de
cuarentena se detiene la pandemia.
Sabemos que es imposible detener la
actividad del mundo durante todo ese
tiempo, por ello hay que tener un
plan estratégico que contemple todos
los pasos a seguir, desde la
instalación de la cuarentena, hasta
la reactivación total.
Hay que entender que la cuarentena
debe ser productiva, no son
vacaciones, nos tiene que servir
para adecuar actividades y proyectar
con suficiente anticipación los
pasos subsiguientes.
Hay muchos proyectos cooperativos
mundiales para la prueba de
medicación efectiva contra el Covid-19,
hay decenas de laboratorios
trabajando sobre alguna vacuna, que
seguramente estará disponible para
el invierno boreal.
La población debe estar informada
sobre los avances en el plan, para
saber cómo se tiene que preparar
para lo que sigue. El plan debe
establecer cuáles son los parámetros
mínimos para comenzar a salir de la
cuarentena y retornar a la vida
normal, momento, cronograma,
tiempos, alarmas.
¿Qué actividades no pueden
detenerse, cuales se incorporan
primero, cuáles después? ¿Qué
herramientas son indispensables para
evaluar una alarma y volver atrás?
¿Cómo seguir?
Son herramientas fundamentales para
todo: los testeos seguros, cargas
virales, según núcleos donde se
observa que la aceleración de la
propagación de la infección es mayor
y los mapas de riesgo.
Con operadores serios, los softwares
de seguimiento virtual, que
adelantan las internaciones en
cuidados intermedios, reducen la
mortalidad, y permiten rapidez en la
incorporación laboral y social.
Deben capacitarse adecuadamente a
todos los miembros de los equipos de
salud.
CONCLUSIÓN
La pandemia de Covid-19, sólo puso
en evidencia nuestra falta de
preparación para enfrentar estas
crisis en el mundo, a pesar de que
algunos lo hicieron mejor que otros.
Palmaria demostración de que somos
incapaces de actuar en una dirección
adecuada. El jugador sabe que tiene
que seguir al ganador.
También se mostró que la mayoría de
los países desfinanciaron sus
sistemas de salud y redujeron la
inversión en educación médica.
Las organizaciones mundiales, ya sea
políticas o de fomento, son inútiles
ante crisis como la que estamos
viviendo, sólo presentan protocolos
asimétricos, pero no tienen un plan
estratégico consensuado y cómo
financiarlo.
Las grandes empresas fabricantes y
proveedoras de Tecnología, Insumos y
Medicamentos, sólo privilegian sus
intereses y los Gobiernos no las
obligan a trabajar para reducir los
daños a la Sociedad y sus ganancias
en tiempos de crisis globales.
Por último, como todos actúan
distinto, no hay plan global, la
salida será muy lenta, dificultosa,
con muchos muertos y más pobreza.
(*)
Profesor Titular - Departamento de
Salud Pública Facultad de Medicina –
Universidad de Buenos Aires.
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