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Columna


Covid-19
Decálogo, plan estratégico y el después

Por el Dr. Néstor Vázquez (*)


ATRAVESANDO UNA PANDEMIA

1) Cada país tiene un sistema de salud, en general no hay dos iguales. Distintas fuentes de financiamiento, organización, ejecución, cobertura, camas, complejidad, personal, número, capacitación, tecnología, etc. También dentro de un mismo país hay diferencias sustanciales y grandes asimetrías.

2) Cada país tiene su propio sistema de gobierno, donde la salud no está siempre delegada en un órgano central.

3) Cada país tiene un sistema económico y financiero diferente.

4) Cada país tiene una organización política diferente, por tanto, las limitaciones legales son distintas.

5) Cada país tiene pautas culturales distintas, alimentación, vestimenta, higiene, educación y trabajo.

6) Cada país tiene una pirámide etaria distinta y diversas formas de organización social.

7) Cada país instrumentó el protocolo OMS según sus propios tiempos y mediciones.

8) Cada país manejo la presión social y mediática, según sus posibilidades.

9) Cada país evaluó su situación económica previa y las pérdidas previstas.

10) Cada país organizó el comité científico y ejecutivo según su gobierno.

UN PLAN ESTRATÉGICO

Al enfrentarnos a este enemigo que ya se asentó en otros países, ya conocemos parte de su modo de ataque, lo que reduce los enigmas y los tiempos de ataque y transmisión, pero como sabemos que al instalarse causa gran morbimortalidad, por eso intentamos achatar la pirámide de infección.
Ese período de achatamiento nos permitió hacer acciones que reducirán los daños en la salud y en la sociedad. Podemos testear a la mayor parte de la población expuesta, lo que permitiría separar a la población infectada según niveles de riesgo, con los aislamientos y la atención médica adecuada. Además, podremos medir la carga viral, que sin dudas nos mostrará el futuro de los enfermos.
También nuestros investigadores podrán probar terapéuticas acordes a los tiempos y riesgos. No es un tema menor que mientras la pirámide no se dispara, podremos convocar a la mayor parte del equipo de salud, capacitarlo y equiparlo adecuadamente, no sólo para la atención de pacientes sino además para el cuidado del equipo.
Todo lo que describimos, debe constituir un PLAN ESTRATÉGICO, cuyas variables son muchas, pero que en general conocemos y ya describimos. Entre las variables, debemos centrarnos en aclarar las variables negativas, y utilizar la información como medio terapéutico.
Los resultados que esperamos no estarán vinculados a una extraña fórmula polinómica que no tiene en cuenta la inmunidad social, ni individual previa a la pandemia, ni las múltiples variables enunciadas, ni las que se incorporan en el transcurso del plan, lo que sí sabemos es que todos los países tendrán resultados distintos.
¿Es probable que se entienda que, ante un escenario de pandemia, los gobiernos reaccionen diferentes y privilegien sus mezquindades en contra de sus pueblos?
Lo cierto es que en algún momento la pandemia cederá, se encontrará una cura, se logrará una vacuna. ¿Qué sociedad quedará? Pero ¿habremos aprendido, que no es bueno desfinanciar el sistema público de atención médica?
Es importante que los países inviertan en sus sistemas disuasivos de defensa militar, pero sepamos que con misiles no derrotamos a los virus, ni curamos las neumonías, ni educamos a los niños. Los gastos militares son importantes, pero los sociales también lo son.
Pagamos impuestos para mejor educación, salud y seguridad pública, “queremos vivir mejor”.
Estoy convencido que la inversión en investigación no solo salva vidas, además acelera la economía.
El mundo perdió BILLONES de dólares, por el egoísmo de los que manejan la economía y la contraponen al cuidado de la salud.
Deben unificarse no sólo las políticas ante una pandemia, deben colaborar los países para dar equidad en la ejecución, entender que un mal resultado lo pagan todos. Porque frenar la economía mundial es malo para todos los pueblos del mundo, aunque de diferentes formas.
Los sistemas de salud no pueden ser moneda de ajuste de los presupuestos nacionales, al igual que; educación, investigación o alimentación. Las empresas proveedoras de insumos, tecnología y medicamentos deben ayudar en las crisis.
Los gobiernos deben establecer políticas y legislaciones que permitan comandos logísticos unificados ante este tipo de crisis.
¿Cómo tiene que reaccionar la economía ante una pandemia? ¿Se debe redireccionar la inversión a los sectores de mayor vulnerabilidad? ¿Las penalidades a los que incumplen las normas y ponen en riesgo la salud de los demás tienen que ser severas, la enfermedad tiene alta morbimortalidad? ¿Por qué no se invierte más en testeos?
¿Acaso los bancos multilaterales de fomento no tienen esto como prioridad? ¿Por qué el Consejo de Seguridad de la ONU está mudo ante esta amenaza a la seguridad mundial? ¿La OMS no tiene herramientas suficientes para enfrentar y prevenir las pandemias? Si no es así, ¿cuál es la utilidad mundial de esta institución?
Los servicios de Inteligencia de los países centrales, que permanentemente investigan la existencia de armas de destrucción masiva en territorios no aliados, ni se enteraron que un virus atacaba con semejante velocidad de propagación. No era un arma, pero si lo hubiera sido tampoco lo sabían.
¿Por qué motivo, el mundo no se preparó adecuadamente y tardó tanto en reaccionar a pesar del tiempo que tuvo desde el inicio de la epidemia en Wuhan, hasta los primeros casos en occidente?
Todos los expertos mundiales coinciden que con 12 semanas de cuarentena se detiene la pandemia. Sabemos que es imposible detener la actividad del mundo durante todo ese tiempo, por ello hay que tener un plan estratégico que contemple todos los pasos a seguir, desde la instalación de la cuarentena, hasta la reactivación total.
Hay que entender que la cuarentena debe ser productiva, no son vacaciones, nos tiene que servir para adecuar actividades y proyectar con suficiente anticipación los pasos subsiguientes.
Hay muchos proyectos cooperativos mundiales para la prueba de medicación efectiva contra el Covid-19, hay decenas de laboratorios trabajando sobre alguna vacuna, que seguramente estará disponible para el invierno boreal.
La población debe estar informada sobre los avances en el plan, para saber cómo se tiene que preparar para lo que sigue. El plan debe establecer cuáles son los parámetros mínimos para comenzar a salir de la cuarentena y retornar a la vida normal, momento, cronograma, tiempos, alarmas.
¿Qué actividades no pueden detenerse, cuales se incorporan primero, cuáles después? ¿Qué herramientas son indispensables para evaluar una alarma y volver atrás? ¿Cómo seguir?
Son herramientas fundamentales para todo: los testeos seguros, cargas virales, según núcleos donde se observa que la aceleración de la propagación de la infección es mayor y los mapas de riesgo.
Con operadores serios, los softwares de seguimiento virtual, que adelantan las internaciones en cuidados intermedios, reducen la mortalidad, y permiten rapidez en la incorporación laboral y social.
Deben capacitarse adecuadamente a todos los miembros de los equipos de salud.

CONCLUSIÓN

La pandemia de Covid-19, sólo puso en evidencia nuestra falta de preparación para enfrentar estas crisis en el mundo, a pesar de que algunos lo hicieron mejor que otros. Palmaria demostración de que somos incapaces de actuar en una dirección adecuada. El jugador sabe que tiene que seguir al ganador.
También se mostró que la mayoría de los países desfinanciaron sus sistemas de salud y redujeron la inversión en educación médica.
Las organizaciones mundiales, ya sea políticas o de fomento, son inútiles ante crisis como la que estamos viviendo, sólo presentan protocolos asimétricos, pero no tienen un plan estratégico consensuado y cómo financiarlo.
Las grandes empresas fabricantes y proveedoras de Tecnología, Insumos y Medicamentos, sólo privilegian sus intereses y los Gobiernos no las obligan a trabajar para reducir los daños a la Sociedad y sus ganancias en tiempos de crisis globales.
Por último, como todos actúan distinto, no hay plan global, la salida será muy lenta, dificultosa, con muchos muertos y más pobreza.

(
*) Profesor Titular - Departamento de Salud Pública Facultad de Medicina – Universidad de Buenos Aires.

 

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