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Columna


Valores humanos
en tiempos
de pandemia

Por la Dra. Zulma Ortiz (*)

 
Cuidar a los que cuidan fue el foco de la columna anterior (1). La propuesta era llamar la atención sobre el informe de la Comisión de Alto Nivel sobre el Empleo en el Ámbito de la Salud y el Crecimiento Económico(2), en el que consta la necesidad de invertir en el personal sanitario y realizar un cambio transformador en las políticas del mercado de trabajo y la formación de los equipos de salud.
Jamás imaginé que un mes después de la publicación de esta editorial, podríamos estar viviendo una situación como la actual, y que quede tan claramente en evidencia la profundización de la crisis de recursos humanos en salud debido a la pandemia por Covid-19. Siguiendo la línea editorial de la columna anterior quiero reflexionar sobre como la pandemia que afecta el campo de la salud, impacta en el área de recursos humanos y más específicamente en el valor que se otorga a las personas que conforman los equipos de salud.
El Covid-19 afectó la capacidad operativa de los sistemas de salud y trajo para el área de recursos humanos un conjunto de dificultades que van desde una proporción alta de trabajadores infectados, el aislamiento consecuente de esa infección de los contactos de ese personal de salud, la organización y refuncionalización de los servicios, el manejo de conflictos, incluyendo la necesidad de generar espacios de escucha activa que garantice una comunicación oportuna y transparente.
De acuerdo con la evidencia disponible las preocupaciones del personal, en muchos casos sublimadas para poder continuar con la tarea, fueron: el hecho de verse afectada la disponibilidad de insumos y equipamiento de protección personal adecuado; la falta de disponibilidad de testeo, los escasos recursos e información para evitar llevar la infección a casa y contagiar a la familia.
Sin dudas todos estos temas pusieron en tensión al sistema de salud que estaba con distintos niveles de preparación para enfrentar una pandemia. Pero para lo que realmente no estaba preparado era para ver la manera en que reaccionó una parte de la sociedad, que, si bien fue mínima, puso en evidencia el valor que se les da a las personas que conforman el equipo de salud.
Mientras en algunos lugares se los honraba cual héroes que marchan a la guerra, en un ritual vespertino a una hora convenida, donde la población aplaudía y hacía sonar las cacerolas desde ventanas y balcones a modo de agradecimiento a los muchos trabajadores y trabajadoras de la salud que batallan contra el Covid-19; en otros espacios se prohibía la entrada a su propio hogar.
Hay quienes elevaron y elevan al personal de salud a un lugar merecedor de respeto, haciéndolo sentir apreciado y escuchado. Sin embargo, existieron otros que estaban más cerca de la incivilidad y dominados por el miedo no hicieron más que despreciar con gestos de estigmatización y rechazo el equipo de salud.
Christine Porath escribió acerca de la incivilidad (3), enfatizando que la falta de respeto, violencia, o el hecho de burlarse o menospreciar al otro es un ejemplo de una sociedad no civilizada. Lamentablemente por miedo o por ignorancia, los equipos de salud fueron víctimas de esta incivilidad, algo que no se soluciona con insumos, equipamientos o mejores salarios.
Cada día, el personal sanitario de todo el mundo resiste desde la primera línea para contener el virus y salvar vidas. Las imágenes de esas personas exhaustas luchando por salvar a sus pacientes han conmovido al mundo. La seguridad y salud de este personal es fundamental para que puedan realizar su trabajo durante esta crisis; pero también requieren del reconocimiento de sus acciones con muestras de apoyo, escucha, cuidado y valoración.
La pandemia puso a prueba múltiples sistemas, sectores, aspectos de la sociedad; pero por tratarse de una enfermedad hay uno que está totalmente comprometido y que recibe seguramente el mayor impacto; y es el sistema de salud. El diálogo entre el personal sanitario y los empleadores es determinante para que las medidas y los procedimientos se apliquen correctamente.
Es crucial que se disponga de equipos de protección personal, de información y formación sobre cómo utilizarlos correctamente. Además, deberían estar disponibles las pruebas de detección de la infección por el Covid-19, para preservar la salud del personal y la seguridad en la atención del paciente.
En la columna anterior, el llamado fue a “cuidar a los que cuidan”; hoy, siento que no alcanza si no hablamos de “cuidar y valorar a quienes cuidan”. No creo que haya una oportunidad tan buena como ésta para lograr cambiar el rumbo de las políticas, planes y programas orientados a poner en valor a las personas que eligen trabajar en el sector salud. Es tiempo de respuestas desde el Estado.

Referencias
1) Ortiz Z. Cuidar a los que cuidan. Revista Médicos. Año XXI; 115: página 26 - marzo 2020.
2) Comisión de Alto Nivel sobre el Empleo en el Ámbito de la Salud y el Crecimiento Económico: Working for health and growth: investing in the health workforce, Report of the High-level Commission on Health Employment and Economic Growth, Ginebra, OMS, 2016.
3) Porath C. Mastering Civility: A Manifesto for the Workplace. New York, NY: Grand Central; 2016..


(*) Sub Directora Ejecutiva - Instituto de Investigaciones Epidemiológicas. Academia Nacional de Medicina, Buenos Aires.

 

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