¡Argentinos, a las cosas, a las cosas! Déjense de
cuestiones previas personales, de suspicacias, de
narcisismos. No presumen ustedes el brinco magnífico que
dará este país el día que sus hombres se resuelvan de
una vez, bravamente, a abrirse el pecho a las cosas, a
ocuparse y preocuparse de ellas, directamente y sin más,
en vez de vivir a la defensiva, de tener trabadas y
paralizadas sus potencias espirituales, que son
egregias, su curiosidad, su perspicacia, su claridad
mental secuestradas por los complejos de lo personal
(Ortega y Gasset).
En países presidencialistas como la Argentina la figura
del presidente tomando decisiones y orientando el rumbo
del país en tiempos de incertidumbre es clave. Esto ha
dado resultados políticos muy buenos en el sentido que
tanto la sociedad como la oposición apoyaron la
propuesta de la cuarentena del presidente y las
decisiones que se tomaron.
Las decisiones del presidente están sometidas a una
especie de hegemonía epidemiológica-infectológica y como
sabemos respecto de la guerra, que es demasiado
importante como para dejársela sólo a los militares,
podríamos parafrasear la pandemia es demasiado
importante y ataca tantos aspectos de la vida económica
y social que las decisiones no pueden ser planteadas
sólo desde un punto de vista infectológico. Se ha
generado un desbalanceo que es necesario reparar y
equilibrar con la competencia de otros enfoques
complementarios también importantes.
La cuarentena es como un medicamento dependerá de las
dosis si se convierte en un veneno que mata o que cura
(prevención). Lo importante ahora es que el aplanamiento
no aplaste y relegue el regreso a la producción. Es hora
de comenzar a medir no sólo las muertes diarias sino
también las muertes de empresas y con ello del empleo
(formal) y el incremento de la informalidad que alcanza
ya el 40%.
Como mencionó Daron Acemoglu “La pandemia revela que
necesitamos una red social más fuerte, mejor salud
pública, mayor capacidad del Estado para coordinar
acciones en tiempos de emergencia y mejor cooperación
internacional. Después de la crisis tendremos gobiernos
muchos más grandes y en muchos países los gobiernos
habrán penetrado más profundamente en las vidas privadas
de las personas. En algunos lugares, quizá veamos
colapsar por completo la confianza en el Estado y en las
instituciones democráticas debido a sus torpes
respuestas a la pandemia. En otros, los gobiernos
podrían tornarse más autoritarios y dominantes porque
habrán desarrollado más herramientas de vigilancia y
control de la población. Pero mi esperanza es que las
mayores responsabilidades del Estado se cumplan en
muchos países con mayor participación democrática de los
ciudadanos, para que podamos mantener al Estado y a los
políticos más controlados que antes”.
Los países europeos han comenzado a planear su salida de
la cuarentena fortaleciendo las capacidades de
gobernanza a partir del aporte de las mejores mentes que
trabajarán en los próximos meses de forma
interdisciplinaria para la reconstrucción.
Es probable que la pandemia traiga una especie de
“destrucción creativa política” (Schumpeter) donde se
produzcan reacomodamientos institucionales respecto de
los que emergieron de la hiperdesregulación y la
“financiarización” de las últimas tres décadas. Quizás
sea tiempo que comience a emerger una red social más
fuerte y eficiente complementada por nuevos instrumentos
regulatorios.
Este es un proceso que no puede hacerlo sólo el Poder
Ejecutivo (presidente y ministros) que deben estar
respondiendo a la urgencia, el día a día, pero alguien
debe encargarse de pensar el futuro y dar indicaciones
precisas sobre como encaminar la reconstrucción y
suministrar este producto al Presidente.
La Argentina tuvo problemas históricos para organizar y
coordinar el accionar del Estado y ahora la pandemia
vuelve todo más difícil ante la incertidumbre que
plantea. Una organización social para ser gobernada
necesita un plan. Siempre y en todos los casos
prácticos, la teoría se debe plasmar en un Plan de
reconducción y/o de normalización de la vida ciudadana.
La propuesta de organizar una “task force” que piense y
desarrolle un plan, que planteé algunas respuestas
acerca del futuro de las relaciones económicas y
sociales, nuevos esquemas de organización del trabajo,
de formas de prestación de servicios públicos, de
financiamiento de las funciones sociales constituye un
paso adelante en tratar de imaginar como avanzar hacia
una nueva normalidad que conviva con este virus y otros
que podrían venir.
Este proceso se llama GOBERNANZA y la que podemos
definir como aquellas interacciones y acuerdos entre
gobernantes y ciudadanos, con el fin de crear
oportunidades a la iniciativa individual, solucionar
problemas reales de la gente y construir instituciones
sólidas con normas claras, sencillas y eficaces para
generar esos cambios.
Considerando que las principales medidas de contención
de la emergencia epidemiológica Covid-19 impuestas por
el Poder Ejecutivo Nacional han impuesto suspensiones de
la actividad económica y productiva del país, la
clausura de los ejercicios comerciales, la suspensión de
actividades educativas, culturales y deportivas, además
de la limitación a la libre circulación de los
ciudadanos y en términos más generales una situación de
bloqueo de todo el país.
Establecida en consecuencia la necesidad de prever
rápidamente medidas necesarias para comenzar a cimentar
la reanudación gradual de las actividades en los
diversos sectores sociales, culturales, económicos y
productivos, mediante la individualización de nuevos
modelos organizativos y relacionales, que tengan en
cuenta las exigencias de contención y prevención de la
emergencia epidemiológica Covid-19.
Relevada la necesidad de contar con un soporte
interdisciplinario de expertos notables con elevada y
calificada competencia y experiencia profesional en los
diversos sectores.
Se propone la creación en la sede de la Presidencia de
la Nación de un Comité de Expertos en materia económica
y social con la tarea de elaborar y proponer al Sr.
Presidente de la Nación, aquellas medidas necesarias
para hacer frente a la emergencia epidemiológica Covid-19.
El Comité debería estar presidido por una personalidad
con liderazgo técnico político y compuesto por personas
que puedan representar a las siguientes disciplinas
claves: psicología social; innovación tecnológica;
economía y estadística; organización del trabajo;
derecho del trabajo; estadística económica; política
monetaria; discapacidad y tercera edad; estadística
social; macroeconomía, política fiscal; sociología
económica y salud mental.
Este Comité de Reconstrucción Nacional (CRN) no debería
considerar compensaciones sólo excepción para el
reembolso de viajes y de permanencia para los no
residentes en la Ciudad de Buenos Aires en los límites
previstos por la normativa. Esto tiene el carácter de
carga pública honorífica.
El futuro será muy difícil. Pobreza, desempleo y
penurias económicas. Es importante que los tres poderes
de gobierno sean abiertos, democráticos y trabajen de
manera transparente. Esta es una oportunidad para crear
instituciones competentes, eficientes, abiertas,
inclusivas y responsables.
Los países que cuentan con instituciones sólidas
prosperan creando un entorno que facilita el crecimiento
del sector privado, reduce la pobreza, permite prestar
servicios valiosos y ganarse la confianza de los
ciudadanos, una relación de confianza que se genera
cuando las personas pueden participar en el proceso
decisorio del Gobierno y saben que su opinión cuenta.
1 Cosí ritorna il bisogno di istituzioni. Roberto
Espósito. La Repubblica. Cultura. 15 febrero 2020.
2 Instituciones, cambio institucional y desempeño
económico. Douglass North. FCE. México (1993).
|