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Opinión


Coronavirus:
la batalla de todos contra un enemigo invisible

Por el Dr. Jorge Gilardi,
Presidente de la Asociación de Médicos Municipales de la CABA


El país enfrenta uno de los momentos más difíciles de su historia porque tenemos enfrente un enemigo invisible y desconocido, aunque ya vimos el estrago que causó en el resto del mundo, sin distinción de razas ni condiciones sociales.
Hoy los argentinos sabemos que estamos frente a una pandemia de características insospechadas, vivimos en cuarentena y los profesionales del mundo advierten que por ahora la única vacuna es el aislamiento y el cuidado; el otro drama claro está es el económico, pero para ello las autoridades tendrán tiempo de pensar en las soluciones correspondientes.
El número de contagios crece, el pronóstico es reservado y el sistema de salud está en el centro de todas las miradas porque ya se empezaron a contar los primeros casos en los equipos médicos de diferentes zonas del país.
Desde la Asociación de Médicos Municipales hemos advertido sobre la necesidad de proteger al personal de salud, equipar a los hospitales con el material suficiente para que los profesionales y auxiliares puedan atender sin peligro a los enfermos y alentar la búsqueda de terapistas para reforzar las guardias durante el pico de la circulación del Covid-19.
Cuando un médico se contagia es porque ha fallado el sistema de protección o porque decididamente no tuvo el cuidado necesario para que ello no ocurra; no alcanza solamente con barbijos, hay que tener todos los elementos necesarios para protegerse porque el virus tiene características demoledoras, ya lo demostró el resto del mundo.
Nosotros lo advertimos y las autoridades tuvieron tiempo para hacer las inversiones necesarias ya que la situación de Europa y del sudeste asiático nos permitió tener una radiografía de cómo íbamos a estar. Hoy tenemos por delante una tarea titánica que requiere un esfuerzo físico y mental muy grande que se multiplicará cuando el pico comience a llegar y el sistema de salud comience a ser exigido.
Hoy hemos sumado material humano, pero necesitamos que el material de seguridad sea el correcto, que no falten insumos, que se dupliquen las inversiones. Los médicos, enfermeros y todos los que forman parte del sistema de salud son los primeros en la línea de batalla y a ellos debemos cuidar.
En la Ciudad se trasladaron pacientes crónicos a otros sitios, se hicieron consultorios febriles donde se activa el protocolo para derivar al paciente de acuerdo con su estado de salud, si merece ser aislado o internado.
Toda la inversión que hagamos no es solo por hoy, será a futuro porque esta pelea es larga y por eso decimos que los médicos de terapia se necesitan para hoy y para siempre. Hoy necesitamos agilizar las cosas y desterrar cualquier atisbo burocrático porque cuando termine la pandemia el sistema de salud estará muy requerido, no hay que olvidarse que se han pospuesto cirugías y estudios que no son de urgencia para descongestionar la situación.
Muchos preguntan qué va a pasar post pandemia y es realmente algo prematuro aventurar, aunque podemos adelantar que nos vamos a encontrar con una población que ha sufrido un impacto en su salud pública muy grande y que va a tener que recomponerse, cuidarse, y asistir rápidamente a aquellos que se fueron quedando al margen por enfermedades preexistentes y que este tiempo los dejó en una segunda línea.
Esto será un debate largo pero lo primero y fundamental es pelear contra este virus y esperar que la población cumpla con los consejos de los que saben para que el sistema no colapse cuando llegue el pico de contagios.
El sistema está preparado siempre y cuando esto vaya siendo moderado. Por eso la importancia de la decisión de decretar la cuarentena. Por eso la importancia del aislamiento social. Si los contagios son moderados y de manera paulatina, como hasta ahora, uno lo va manejando, ahora si el pico es grande vamos a estar en problemas y vamos a necesitar que el sistema pueda brindar las respuestas necesarias, para ello reiteramos la urgencia en brindar los elementos necesarios para el cuidado y protección del equipo de salud, esto es proveerlo de todas las necesidades que se tienen, desde un camisolín a un barbijo de las distintas categorías, antiparras, gorros. Lugares donde se pueda higienizar después de estar en contacto con los enfermos.
El equipo de salud es personal de riesgo y dentro de ese personal de riesgo hay personas con mayor riesgo. Los mayores de sesenta años, los que tienen enfermedades preexistentes, problemas tumorales, los diabéticos crónicos, los hipertensos. Ese personal debe estar en la retaguardia. Tendrán que aislarse, y si pueden colaborar lo harán. Habrá otro personal que estará en la primera línea y que deberá tener todos los cuidados del Estado para que no se infecten y estén en condiciones de asistir a los pacientes; si ese recurso humano comienza a desgastarse, nosotros decimos “si se quema”, si va entrando en agotamiento, habrá que ir renovándolo y tener una distribución certera de en qué lugar vamos a ir poniendo al médico y al resto del equipo de salud.
El Ministerio de Salud porteño nos dice que compró los insumos suficientes y que hay acopio de ellos. No debe ser una dificultad. Bajo ningún punto de vista deben faltar los kits para que se vista el médico y pueda asistir al paciente. Como médicos estamos dispuestos a cumplir nuestro rol, como corresponde, pero con las garantías de seguridad que el Estado debe dar.
Esta pandemia también muestra la peor cara de un sector, por cierto, mínimo, de la sociedad, un costado que deja ver la intolerancia por quienes nos cuidan. Es muy duro para un profesional que integra el equipo de salud recibir amenazas de sus propios vecinos por el hecho de vestir un guardapolvo blanco, ése que nos enorgullece como médicos, enfermeros, asistentes, miembros del sistema de salud que nos sentimos orgullosos de trabajar para el bien común. Por eso desde la AMM nos pusimos al frente de esos reclamos y hemos denunciado penalmente estos ataques sistemáticos, nuestros abogados se han puesto a disposición de aquellos que han sido víctimas de manera directa o muchas veces anónimas de las peores de las amenazas. Son enseñanzas que nos dejará este período donde el día después no será igual al de hoy, pero seguramente quedará en pie cada uno de quienes hoy están al frente de esta pelea desigual. Por ello más que nunca, cuidemos al que nos cuida
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